Lolita de Vladimir Nabokov
De vez en cuando, aprovechaba las relaciones que había hecho con sociólogos y psicólogos para visitar en su compañía varias instituciones, tales como orfanatos y reformatorios, donde podían contemplarse pálidas jóvenes pubescentes de pestañas gruesas con una impunidad perfecta como la que se nos está asegurada en sueños.
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