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Apegos feroces de Vivian Gornick
Ahí cuajó mi amor por la literatura y floreció mi asombro ante la vida intelectual. Descubrí que las ideas transformaban a las personas y que las conversaciones intelectuales podían ser tremendamente eróticas.
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Apegos feroces de Vivian Gornick
La relación con mi madre no es buena y, a medida que nuestras vidas se van acumulando, a menudo tengo la sensación de que empeora. Estamos atrapadas en un estrecho canal de familiaridad, intenso y vinculante: durante años surge por temporadas un agotamiento, una especie de debilitamiento, entre nosotras. Después, la ira brota de nuevo, ardiente y clara, erótica en su habilidad para llamar la atención.
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El fin de la novela de amor de Vivian Gornick
"El amor no puede hacer por nosotros lo que debemos hacer por nosotros mismos. En realidad, lo que necesitamos para construir un ser es la búsqueda deliberada de la consciencia"
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Apegos feroces de Vivian Gornick
Pero no lo pilla. No sabe que estoy siendo irónica. Ni tampoco sabe que me ha dejado hecha polvo. No sabe que me tomo su angustia de manera personal, que me siento aniquilada por su depresión.
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Apegos feroces de Vivian Gornick
Lo único que odia es el presente; en cuanto el presente se hace pasado, comienza amarlo inmediatamente. |
Apegos feroces de Vivian Gornick
Era una muestra de juventud e ignorancia que nos tragásemos enteras aquellas respuestas estereotipadas a las palabras marido y mujer.
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El fin de la novela de amor de Vivian Gornick
Esa es la intimidad que nos atará de por vida, que nos unirá para siempre a la misión implícita en toda relación amorosa: cómo conectar sin llegar a fusionarse, cómo reaccionar sin llegar a ser absorbido, cómo despegarse sin llegar a renegar.
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El fin de la novela de amor de Vivian Gornick
El amor, creíamos ciegamente, nos pondría en el centro de nuestra propia experiencia. De hecho, solamente si nos entregábamos a la pasión, sin ambages ni seguridad contractual, tendríamos experiencia.
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Apegos feroces de Vivian Gornick
Si mi madre no era capaz de identificar en otra mujer reacciones a un marido o un amante que duplicasen las suyas, no lo consideraba amor. Y el amor, decía, lo era todo. La vida de una mujer estaba determinada por el amor. Cualquier indicio que probase lo contrario —y las pruebas, de hecho, abundaban— era descartado e ignorado por sistema, tachado de su discurso y vetado por su intelecto.
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Apegos feroces de Vivian Gornick
Entonces nos sentamos juntas, en silencio, sin implicarnos la una con la otra, solo dos mujeres que escrutan la oscuridad de toda esa vida perdida. Mi madre no parece ni joven ni vieja, solo profundamente absorta por lo terrible de lo que ve ante sí. Y yo no sé qué soy a sus ojos.
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Apegos feroces de Vivian Gornick
Que fuese una habitación en la que cada noche recreáramos nuestra falta de conexión, que las paredes gris claro estuvieran salpicadas de soledad y que la colcha de algodón azul grisáceo nunca se arrugase espontáneamente eran pensamientos para los que literalmente no teníamos palabras.
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Apegos feroces de Vivian Gornick
Cuando vuelvo a recordarlo, lo veo claro: habitación por habitación, le hicimos hueco a la distancia, medimos la deriva y pusimos en práctica la pérdida.
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Apegos feroces de Vivian Gornick
Su rechazo era poderoso. Me hipnotizaba, me intimidaba hasta lograr mi sumisión. Incapaz de obtener lo que esperaba de la vida, lo que pensaba que le hacía falta, lo que sentía que le era debido, mi madre desapareció bajo un manto de infelicidad. Bajo este manto se sentía frágil, inválida y digna de lástima. Cuando se le decía que su incesante melancolía resultaba deprimente para los que estábamos obligados a presenciarlo, se quedaba sorprendida.
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Apegos feroces de Vivian Gornick
Todas nos entregábamos a nuestros placeres. Nettie quería seducir, mamá quería sufrir y yo quería leer.
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Apegos feroces de Vivian Gornick
Durante un instante, me alejé de mí misma. Vi que me hallaba suspendida dentro de mi propia vida. Sólo una pequeña porción de ella tenía sustancia, el resto yo lo soñaba despierta.
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El fin de la novela de amor de Vivian Gornick
“Hoy el amor como metáfora, a mi entender, es un acto de nostalgia, no de revelación”.
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Apegos feroces de Vivian Gornick
"De pronto, me siento desgraciada. Sumamente desgraciada. Una oleada de derrota me atraviesa. Me siento desolada, sin dirección ni objetivo en la vida, todos mis afanes diarios son confusos e insignificantes"
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La mujer singular y la ciudad de Vivian Gornick
Mi madre no era capaz de olvidar la absoluta idoneidad de lo que una vez había sido suyo. Lo que se le ofrecía ahora no le servía. Nada sería nunca exactamente adecuado, nadie sería exactamente adecuada. El rechazo a lo aproximado adquirió vida propia.
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¿En qué año realizó Kubrick la adaptación de "Lolita" de Vladimir Navokov?