Apegos feroces de Vivian Gornick
Su rechazo era poderoso. Me hipnotizaba, me intimidaba hasta lograr mi sumisión. Incapaz de obtener lo que esperaba de la vida, lo que pensaba que le hacía falta, lo que sentía que le era debido, mi madre desapareció bajo un manto de infelicidad. Bajo este manto se sentía frágil, inválida y digna de lástima. Cuando se le decía que su incesante melancolía resultaba deprimente para los que estábamos obligados a presenciarlo, se quedaba sorprendida.
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