Orlando de Virginia Woolf
"El lector que haya intimidado con las severidades del trabajo de redactar no necesitará los pormenores de la historia: cómo escribió y le pareció adecuado; releyó y le pareció repulsivo; corrigió y rasgó; omitió; agregó; conoció el éxtasis, la desesperación; tuvo sus buenas noches y sus malas mañanas; atrapó ideas y las perdió; vio ante sí su libro concluido y después desvanecerse; representó los diálogos de sus personajes mientras comía; los declamó sin pronunciarlos al salir a caminar; rio y lloró; vaciló entre uno y otros estilos; prefirió a veces el heroico y presuntuoso; otras el directo y sencillo..." (Cap.2 Pág.81).
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