En "El hechizo del verano", la autora cuenta su adaptación a su nueva vida en Suecia a partir de textos breves.
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En "El hechizo del verano", la autora cuenta su adaptación a su nueva vida en Suecia a partir de textos breves.
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“Era fundamental que el sorrentino se cortara solo con el tenedor; al que le clavara un cuchillo se lo calificaba inmediatamente de forastero”. Hay novelas que son un lugar feliz, y ‘Los sorrentinos’ es una de ellas. Se trata de una historia sobre la vida, con sus amores, desengaños, traiciones, risas, llantos, victorias, derrotas… y como testigo, un restaurante, que más que escenario es protagonista, marcando el destino de todos los personajes. La novela narra la historia de la familia Vespolini, emigrantes de Sorrento en Mar del Plata, donde para ganarse la vida abrieron su Trattoria Napolitana. A la postre, el restaurante se haría famoso ya que allí se inventarían los famosos sorrentinos, un tipo de pasta redonda, rellena de queso y jamón. La historia gira en torno al ‘Chiche’ Vespolini, el hermano menor de los cinco hijos que tuvo el matrimonio que llegó de Sorrento, que es quien acaba dirigiendo la ‘trattoria’. A su alrededor van gravitando los diferentes personajes de la novela: sus cuatro hermanos y hermanas, cuñados y cuñadas, sobrinas y sobrinos, amigos y toda la clientela del local, más abundante en verano que en invierno, al tratarse Mar del Plata de un lugar turístico de playa. La historia está narrada en tercera persona con un lenguaje muy llano y un estilo muy ágil y accesible, y funciona en cierta manera como un anecdotario de la familia. No contiene un arco narrativo claro, pero ¿quién lo necesita en esta novela? Leer ‘Los sorrentinos’ es como sentarte a la mesa de una ‘trattoria’, donde se fondo se oye a la ‘mamma’ cantando ‘Oh, sole mio’ mientras prepara la salsa de tomate para la pasta, mientras ante tus ojos se desarrollan escenas sueltas completamente surrealistas e hilarantes, y las conversaciones más divertidas que puedes imaginar. Como en las mejores comedias italianas. Una detrás de otra. He llegado a chillar de la risa, especialmente con el capítulo de Dorita. Me ha encantado el trabajo que Higa ha realizado con el lenguaje en esta novela. Introduciendo, incluso, palabras adaptadas del napolitano, como ‘catrosho’ o ‘papocchia’ o ‘mishadura’, que entiendo como una forma que tienen los Vespolini de mantener el arraigo a su querida Sorrento y que, además, generan unas conversaciones naturales, originales y divertidas. Al parecer, ‘Los sorrentinos’ es la narración tragicómica de la historia familiar de la propia Virginia Higa, en la que la autora ha introducido elementos ficcionales. El resultado es una historia bella, tierna, muy entrañable, que por su extensión y ligereza se devora en dos tardes y por la personalidad de sus personajes inolvidables, te acompaña en el corazón durante mucho tiempo. ¡Larga vida al ‘Chiche’ Vespolini! + Leer más |
Algo que tenéis que saber de mí es que nunca he salido de las islas, bueno, esto está mal dicho, he estado una semana en Granada y de pasada por Málaga, pero jamás he vivido fuera de Gran Canaria. Para algunos esto es una desgracia total, para otros una suerte el no verme obligada abandonar el lugar de dónde soy no obstante es algo que dependerá de las gafas de cada persona. Virginia Higa nos trae un ensayo que escribió en su época en Estocolmo, un conjunto de escritos que nos pone en situación de como una persona vive el estar en otro lugar, con otro ritmo de vida, costumbres, relaciones sociales… No podría decir “sé lo que siente” básicamente porque sería mentira, no obstante si me puedo imaginar como me sentiría al vivir en otro lugar, ya no un lugar con similitudes con el mío, en otro totalmente opuesto. Cuándo llegamos a un lugar nuevo, nos sentimos fascinados con todo, los olores, colores, sonidos… tenemos un sin fin de estimulaciones externas durante un período corto de tiempo, este periodo me recuerda a la fase primera del amor, claro que vemos algunas cosas que no nos terminan de convencer pero las más maravillosas vibran más, la cosa va cambiando según avanza el tiempo ¿no lo creen?.✨ Cuando estamos más tiempo en un sitio más empezamos a ser consciente plenamente de lo que nos rodea, se va diluyendo ese velo de euforia y es cuando empiezas a ver diferencias más claras a la del lugar del que vienes, no siempre es así claro está las personas somos bastante complejas y eso nos hace maravillosos, especiales, yo por ejemplo esto acostumbrada a un clima mayormente cálido, creo que lo pasaría mal en un lugar frío no obstante uno de mis deseos es pasar una temporada en algún lugar totalmente opuesto al mío por que estoy enamorada de la idea de la vida en la nieve o de la lluvia eterna.❄️ Virgina nos trae un hechizo en forma de libro, un diario de sentimientos y percepciones de su estancia en ese nuevo lugar, un nuevo idioma que hablar y comprender, una cultura nueva, un estilo de vida nuevo…con referencias literarias, con una mirada propia a lo que está viviendo como si una amiga te contara su experiencia mientras toman un café de su estancia en un lugar nuevo. Un libro interesante para aquellos que están en un lugar nuevo y para otros como yo, que no lo han experimentado y vivirlo a través , en este caso, de la pluma de Virginia. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. + Leer más |
Si tuviera que definir “El hechizo del verano” con una palabra sería encanto. Virginia Higa utiliza un tono ameno y agradable para reflexionar sobre lo que significa ser extranjera en un país lejano y las diferencias culturales e idiomáticas. Está muy presente el tema de la identidad. La que surge de nuestro origen y nuestra lengua materna, pero también la que nos conformamos a través de la relaciones con los demás. Virginia llega a un país del que no entiende ni un sonido, y debe aprender a comunicarse de manera rudimentaria. Eso la hace preguntarse por qué miramos con condescendencia a quienes no hablan nuestro idioma correctamente. Ella cree que no va a poder mostrar su verdadera personalidad. ¿Cómo demostrar que se es gracioso o inteligente cuando careces de fluidez lingüística? Hay un capítulo destinado al idioma sueco. La capacidad de nombrar las cosas es otro de los puntos clave del libro. Relacionado con la identidad, nos habla del cine como ese invento que, como los espejos, nos permitieron vernos a nosotros mismos. Precioso el homenaje a uno de mis directores favoritos, Éric Rohmer, de cuya filmografía disfrutó un hosco invierno. Como siempre digo, daría lo que fuera por poder vivir dentro de una película de Rohmer, y según veo, también Virginia🌷 Otro tema es el tiempo, no solo en cuanto a las inclemencias meteorológicas (que también). Hay un párrafo donde habla de cómo cada persona experimenta el tiempo libre de modo distinto. Como decía Margarite Duras: “Lo único que llena verdaderamente el tiempo es perderlo”. A través de la observación atenta, Virginia habla del temperamento distante de los suecos, de los inmigrantes, de los invitados que se hospedan en su casa, de la felicidad de los jubilados, de los textos de Jane Austen y Ted Chiang, de las vivencias del naturalista Linneo o de las cartas del escritor Manuel Puig. “Las ideas se convierten en palabras, fluyen, se dan con generosidad”, dice la autora sobre el cine de Rohmer, y creo que lo mismo podría decir yo de estas crónicas que se leen con ligereza y una sonrisa en el rostro. + Leer más |
Imagínate un café calentito mientras fuera arrecia el más duro de los inviernos. Enfrente, una amiga cercana que acaba de cambiar su cálido país natal por el duro frío de un país nórdico, una mudanza por trabajo, amor o la vida que nos juega irónicas pasadas, el motivo es lo de menos. Ahora imagina una charla amigable, desenfadada, íntima, donde esta amiga te desgrane poco a poco esta nueva aventura vital, las curiosidades culturales y sociales acerca del país, el idioma, la climatología… todo un compendio o crónica documentada llena a la vez de profundas reflexiones intimistas como solo una amiga podría hacerte. Todo esto es El hechizo del verano. Virginia Higa, traspasa el texto escrito para abrazarnos a través de este pseudo ensayo donde desgrana poco a poco sus experiencias vitales tras una mudanza familiar a Estocolmo. A través de una escritura fresca y cercana, este libro se convierte en un hermoso diario de viajes, una visión cosmopolita del mundo, donde lo que prima es el calor humano, se hable la lengua que se hable. El hechizo del verano es el rayo de sol que promete el fin del duro invierno de las dudas e incertidumbres iniciales y el comienzo del calor y la estabilidad que calienta el alma. Virginia Higa pone todo su corazón en una historia personal y autobiográfica, que nos acerca a Suecia y a los países nórdicos envolviéndonos en agradables sensaciones de bienestar y anhelo de vida. Es la belleza de lo cotidiano, un libro que es terapia. Muy recomendable. + Leer más |
Con El hechizo del verano Virginia Higa se me antoja una autora tan cercana, que cuando lo leí fue como estar hablando con alguien conocido. En esta obra se convierte en algo así como la mejor amiga que se va a vivir a un país nórdico, y de la que sabemos algo muy de vez en cuando. Estocolmo es el escenario de los pensamientos y observaciones de esta autora argentina, que hace aquí un ejercicio por descifrar los códigos culturales de un lugar que no es el suyo, tan distinto, pero que puede ser también hogar y costumbre. En ocasiones me imaginaba lo que escribía como largos mensajes en cajas de texto de Tuenti de alguien haciendo una especie de Erasmus de adultos. Este libro es peculiar, cómico a veces y relajado, hasta que de repente te suelta afirmaciones o preguntas que te dejan alucinando, e invita a reflexiones sobre lo más cotidiano y dado por hecho. |
¿Sabéis esos lugares de los que cuesta despedirse? Eso me ha ocurrido con «El hechizo del verano». Dilaté este viaje queriendo saborear cada anécdota, el modo en el que la autora detiene su mirada en cada detalle. Qué afortunada he sido de poder acompañar a Virginia a través de su escritura. Virginia Higa nos habla en su novela de su nueva vida en Estocolmo y, como lectoras, tenemos el privilegio de vivir esa experiencia con la curiosidad y el entusiasmo de los nuevos comienzos. Es una lectura optimista y luminosa. En un libro donde el frío abunda es la calidez lo que predomina. Nos habla con fascinación sobre la sonoridad y extrañeza de la lengua sueca en ese arranque de novela bellísimo. La coreografía para aprender a patinar. El cine que nos eriza la piel y emerge el recuerdo. Las contradicciones que hacen que nos amemos más. Las esperanzadas cartas de Manuel Puig. El mismo sol incidiendo de forma distinta, que nos sonsaca de la realidad para trasladarnos a un cuento. Si algo admiro en una escritora es la capacidad para descubrirnos aquello que tenemos delante y que somos incapaces de detectar. Esa capacidad de clarividente va más allá de la observación. Es como tamizar nuestro mundo para sonsacarle el oro, pues las joyas más valiosas se alimentan de lo cotidiano. Y esto lo consigue Virginia a lo largo de una novela de la que, como sucede con los lugares extraordinarios, no queremos desprendernos. Suerte que nos queda su huella y su reposo. Enlace: https://www.instagram.com/ru.. + Leer más |
Nota: 4.5 sobre 5 Premisa: En un momento de su vida, la autora se traslada a Estocolmo. Esto supone un gran cambio por la cultura en la que se sumerge, las características del clima y la personalidad de la población entre otras cosas. Esta publicación recopila una serie de textos en forma de crónicas sobre las experiencias allí vividas, las reflexiones que generan y los aprendizajes significativos que promueven. Opinión: Soy una persona que adoro viajar, verme inmersa en diferentes culturas y conocer variedad de países y regiones a través de pasar unas horas en sus calles, observar las cotidianeidades de su día a día, lo particular de sus costumbres, las miradas que reflejan en su rutina. Lo que pasa es que mi forma de vida no me permite hacerlo tanto como me gustaría (nos pasa a muchos de nosotros, ¿verdad?). Pero… tengo un as en la manga, y sí, efectivamente es la lectura. ¿Qué gran aliada para tantas cosas, ¿eh? Y una de las que nos permite es poder recorrer kilómetros y kilómetros desde el sofá de nuestra casa. Concretamente, con este libro he podido conocer Suecia de una manera la mar de completa. Qué exposición tan detallada y personal nos muestra Virginia Higa sobre sus habitantes y su forma de vida. Y no sólo es que aprendas sobre sus costumbres, que ya esto de por sí me parece algo sumamente valioso. Sino que también aprendes a conocerla a ella. Porque en cada reflexión, en cada perspectiva que plasma en su forma de escribir, cada conclusión y punto de vista nos deja ver una parte de cómo piensa y siente. Y no puedes evitar verte reflejada en alguna de estas impresiones, o más bien de los estados emocionales que pueden llevar a generarlas. Hay algunos textos que me han parecido brillantes, directamente para enmarcar. De hecho, he tenido que dosificar su lectura porque si me descuido, lo ventilo en unas horas y quería que estuviese más tiempo conmigo. Si os gustan los libros que te trasladan a otras localizaciones, si sois personas inquietas y curiosas, si adoráis conocer diferentes culturas… no lo dudéis, sumergiros en este libro inmediatamente. + Leer más |
Un clima frío puede parecer hostil, pero puede presentar aspectos amables: el sol invernal, un lago helado, un paisaje nevado, el calor de un hogar, la luz que anuncia el deshielo y la primavera incipiente… Un clima frío que ha moldeado a sus habitantes. Las bajas temperaturas mandan y la vida se organiza en torno a ellas: actividades como patinar en lagos helados, o saber diferenciar que nieve está cayendo, el número de capas de abrigo o la manera en la que los suecos se relacionan entre sí. También es así como nos da a conocer a sus habitantes, su lenguaje, su manera de relacionarse (o de no hacerlo). O como esos prejuicios en realidad tienen una simple explicación: no necesariamente son personas frías, sino que se sienten cómodos en los silencios. A mí eso me da un poco de envidia. Me gusta la manera en la que Virginia va hilando su estancia en Suecia con esas reflexiones. Compone un bello retrato. Y pone a la palestra debates tan inteligentes como el dinero y su origen, el tiempo y su condición lineal, el lenguaje y el lugar que le damos o que Suecia puede ser plural y no homogénea como se ve desde fuera. Es un diario bonito, del día a día en un país, en una ciudad, que te acoge. Dónde comenzar un día nuevo supone un esfuerzo extra: el idioma, el choque cultural, el círculo social que está por crearse… Tienes que construir desde cero todo, hacer hogar, buscar confort. Un libro bonito y amable, dónde dejarte llevar y disfrutar de los pensamientos cómo si fueran propios. Cómo siempre, infinitas gracias por otorgarme este disfrute de libro Una lectura deliciosa para leer arropada + Leer más |
Como si de una comedia italiana se tratara, de las de Sofía Loren, Los sorrentinos nos regala momentos de risas, nostalgia y ternura. Con una trattoria en Mar de Plata y el corazón en Sorrento, la familia Vespolini nos abren las puertas de su corazón y nos invitan a probar su plato típico único en el mundo: unos sorrentinos deliciosos. Con pinceladas autobiográficas, las páginas de su primera novela corta nos acercan a la vida sencilla y auténtica de una familia italiana que emigra a Argentina para hacer realidad un sueño y buscar fortuna. Entre fogones nos acercarán a sus recetas italianas y harán que las degustemos. Entre tenedores y pasta con deliciosas salsas conoceremos a esta familia a la que iremos queriendo a medida que avancemos en la lectura. Porque los sorrentinos no son solamente un plato, son parte de la personalidad de los Vespolini a lo largo de los años. Risas, alegrías, enfados, traiciones, llantos, disgustos, pena, drama, traiciones y prejuicios forman parte de los Vespolini. Pero la mesa, en la que cada día se sientan a comer juntos, donde lo comparten todo, los une y los llena de amor. Buena conversación y buena comida son los ingredientes de la felicidad, aunque a veces la vida la empañe por momentos. Chiche es el alma de la trattoria y el alma de esta familia. El alma de esta historia. Un personaje divertido, pícaro, entrañable, auténtico. Que lucha por no olvidar sus raíces y se agarra a las tradiciones como nadie. Un catrosho de pies a cabeza, al que no le gustan las mujeres sciaquadas ni la papocchia y no soporta comer mishadura . Palabras como muchas de las que forman parte de su propio léxico familiar, que para descubrirlas debereis leer está entretenida novela. Una experiencia gastronómica que debereis degustar usando solo el tenedor y las ganas de pasar un buen rato. Una novela nada pretenciosa, que se disfruta como las viejas costumbres y aunque con un desenlace de la historia algo precipitado, que podría haber estado más desarrollado, se queda en el corazón. + Leer más |
Ha sido como hablar con una amiga, una que me comprende, que vive lejos pero que con sus impresiones me abre una ventana a Suecia, su idioma, costumbres y hospitalidad. Me ha hecho viajar, querer montarme en el primer avión, ver cuán oscuros son sus inviernos, si los atardeceres son eternos… quiero aprender a patinar, tomarnos un vino, reflexionar sobre mil cosas porque tan diferentes somos según los países? No queremos todos lo mismo? Virginia se muda a Estocolmo, forma una familia y nos habla en diferentes crónicas sobre la vida… Los suecos a ratos me han caído mal, otras me han sacado incluso risas y a ratos me han dado una envidia social absoluta, principalmente por su concienciación sobre el abandono animal, ojalá aquí lo mismo. Son unos relatos para devorar, uno tras otro sin parar. Su escritura deja con ganas de más y lo importante es leerlos sin prejuicios, observando las diferencias. Algo simple, cotidiano… puede llegar a ser memorable, reflexivo… fregar los platos con visitas? Hacer un muñeco de nieve? Apuntes sobre maternidad? De cine? Cositas que me quedan a raíz del libro: descubrir a Manuel Puig (lo siento, lo sé, vergüenza para mi vaca), ver todas las películas de Eric Rohmer, sacar de pendientes las novelas de Jane Austen que se me resisten, ahí compartimos pasión, y por supuesto, leer “Los Sorrentinos”, su primera novela. Habéis leído alguno de sus libros? Cuál fue vuestro relato favorito? Qué reflexiones tuvisteis al leer a Higa? + Leer más |
Suecia siempre me ha causado fascinación. Hasta el punto de creer que, de no ser galego, debería haber sido sueco. Por eso, cuando tuve la oportunidad de leer 'El hechizo del verano', de Virginia Higa, no lo dudé un segundo. Este libro recoge, a través de ensayos escritos entre 2017 y 2019, la perspectiva de una argentina que acaba viviendo en un país que poco, apenas nada, tiene que ver con el suyo. Una tierra lejana en kilómetros, en costumbres, en paisajes, en colores y sonidos... pero que pese al abismo llega a convertirse en su casa. Y es que no hay nada como los ojos de una forastera para no solo empaparse de otra cultura, sino para destriparla y comprenderla. Porque en esa mirada no hay costumbres ni nada dado por hecho, sino un examen minucioso, de precisión quirúrgica, que encuentra cada sutileza que separa esos dos mundos para ofrecer un retrato fascinante de su sociedad. Su lengua (los mil nombres para la nieve 🌨 me han recordado a los mil que tenemos aquí para la lluvia ☔, ¿señales de que en otra vida fui efectivamente sueco?), su querencia por la decoración del hogar, su afán por evitar el contacto con desconocidos... Ha sido fascinante descubrir todo esto, no solo por lo interesante de ese choque cultural constante, sino principalmente por la voz de Virginia. Cálida, cercana, irremediablemente curiosa y tan, tan bella. Mi gran miedo con la no ficción de autoras que no conozco previamente es no conectar con ellas, pero Higa se ha encargado de borrar las reticencias de un plumazo. "No sé por qué pienso que conozco a la gente, en realidad solo percibo de ellos lo que generan en mí. Quizás conociendo a mucha gente diferente se conoce una misma mucho más". Tendría que pensar si tras leer este libro me he conocido más a mí mismo, pero ha valido la pena por conocer a Virginia. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. + Leer más |
La sensación de sentirse un intruso o un extraño en un determinado lugar puede aparecer en cualquier momento, bien cuando emigramos a otro país o cuando somos simples turistas. Incluso puede sucedernos de una ciudad a otra sin necesidad de traspasar las fronteras. Es sorprendente cómo dentro de un mismo territorio pueden existir costumbres, lenguajes, o paisajes tan diferentes, y como las personas que lo habitan evolucionan acorde con él de manera distinta a la nuestra, casi como si pertenecieran a otro planeta. Que levante la mano quien no se ha preguntado en alguna ocasión: ¿Qué hago en este sitio? ¿Por qué todo es tan distinto? A modo de ensayo (y casi como un corto documental o un diario con intención etnográfica) 𝘝𝘪𝘳𝘨𝘪𝘯𝘪𝘢 𝘏𝘪𝘨𝘢 nos cuenta en 𝘌𝘭 𝘩𝘦𝘤𝘩𝘪𝘻𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘷𝘦𝘳𝘢𝘯𝘰 su experiencia siendo extranjera en Suecia, haciendo hincapié en los aspectos más triviales, como la lengua, el clima, las horas de luz, las mascotas… Con la minuciosidad de un orfebre recolecta todo un compendio de detalles minúsculos, pensamientos, vivencias y recuerdos que le proporcionan al relato tanta belleza como personalidad. Virginia nos regala aspectos muy visuales y expresivos como la textura de la nieve, punzante y brillante; los silencios entre palabras; los eternos atardeceres; o la forma de vestir de las suecas, elegante y formal, pero disonantes con el calzado. El resultado de esta labor es una reflexión tremendamente sensible sobre la cultura y el lenguaje del país extranjero. Como ya dije el otro día, 𝘌𝘭 𝘩𝘦𝘤𝘩𝘪𝘻𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘷𝘦𝘳𝘢𝘯𝘰 ha sido como una caricia en la mejilla, un rayo de sol en un día de invierno, una postal desde el otro lado del mundo que nunca pensé que llegaría. La voz de la autora es reconfortante, sosegada y generosa, elegante y tierna, cómplice como una charla susurrada antes de irse a dormir. No puedo evitar sentirme inspirado cuando las autoras plasman sobre el papel su lado más enternecedor y curioso. Una vez más la editorial Siguilo sigue siendo sinónimo de calidad y de gratas experiencias. + Leer más |
📖 ¡Un nuevo libro de la autora de la novela "Los Sorrentinos"! "El hechizo del verano" es una mezcla entre ensayo y crónica donde Virginia Higa nos cuenta su experiencia de haberse mudado en 2017 a Estocolmo y los primeros años de su vida en Suecia. 🗣 "El sueco tiene una palabra muy hermosa para nombrar un momento del día que nosotros no diferenciamos: "El sueco tiene una palabra muy hermosa para nombrar un momento del día que nosotros no diferenciamos: kväll, el evening del inglés. Que es también la sera del italiano, el soir del francés o el vespre del catalán. Algo parecido a nuestro atardecer. Pero en español, el atardecer solo se refiere al evento brevísimo de la caída del sol, nadie diría , o . También tenemos velada, pero la usamos muy poco y nunca para saludar. ¿Seremos la única lengua romance que perdió esa idea?". Ya solo con este fragmento del primer texto en el libro, "Sobre la lengua sueca", estoy totalmente inmersa en las experiencias. Siendo polaca en España hecho mucho de menos la palabra wieczór, el sueco kväll. 👥 Las experiencias en un pais extranjero tienen otro matiz si las vivimos a largo plazo, como inmigrantes y no como turistas. Y así Higa, de manera cercana y muy natural, como en una conversación entre amigos, relata qué tipo de nieve es necesaria para hacer un muñeco de nieve, sus primeros pasos en los patines, por qué las suecas no se ponen el perfume, compara vivir el un bario homogéneo de clase alta y en uno dónde la clase media sueca y los inmigrantes de todo el mundo, las largas noches suecas o como la amistad puede perdonar hasta falta de amor hacia Jane Austen. 📚 Este es un relato de observar y sumergirse en la cultura ajena sin prejuicios, aceptando todas las diferencias. Escrito con humor y ligereza se lee como cuentos y nos deja con hambre de más. + Leer más |
Entre la crónica y el ensayo, Virginia nos lleva de la mano a Estocolmo, narrándonos su propia experiencia en un país nuevo y desconocido para ella, después de vivir unos años en él. Un lugar en el que estuve el verano pasado y que gracias a ella he podido sentir de nuevo. Viajar a un lugar desconocido nos abre los cinco sentidos ante todo y provoca que nos fijemos en los detalles, que valoremos aspectos que de otro modo pasarían inadvertidos ante nuestros ojos. Que apreciemos los colores, los sonidos, los olores, los sabores, la temperatura, de forma totalmente consciente. Lo cotidiano desaparece, se rompen las rutinas y nuestra mente se pone alerta. Y desde esa nueva manera de captarlo todo es desde donde la autora nos cuenta su experiencia. Como observadora descubre a una sociedad muy distinta a la de su Argentina natal, que piensa, actúa, habla y se mueve con total respeto hacia el prójimo, sin alzar la voz para no molestar, con educación y cordialidad, pero con frialdad y distancia. Personas envueltas en una coraza difícil de romper. Descubre un lenguaje lleno de sonidos nunca pronunciados hasta ahora. La dificultad para comunicarse, siendo ese su mayor talento. Inviernos de oscuridad eterna y veranos en los que la luz nunca se apaga. La soledad del invierno y el hechizo del verano. La naturaleza extrema en todo su esplendor. Tierra de contrastes donde la nieve y el sol cobran protagonismo. Suecia y los suecos, un lugar para reflexionar sobre muchos temas que pueden resultar más o menos interesantes. La economía familiar, la amistad, la maternidad,... Pensamientos inundados de referencias literarias, cinematográficas, filosóficas, científicas. Creándome la necesidad de leer a Ted Chiang. Amando su defensa a Jane Austen. Dos de los capítulos que más he disfrutado han sido en los que nos cuenta su aprendizaje para patinar sobre hielo y lo que supone la experiencia de tejer. Dos momentos sencillos que esconden grandes reflexiones. Un libro lleno de frases que me guardo, momentos con los que he conectado totalmente, aprendizajes para la vida. Un libro con gran belleza narrativa, que transmite calma y sensibilidad. + Leer más |
¡Qué tirita para el alma ha sido El hechizo del verano! Qué textos más humanos, más tiernos, más observadores Virginia se fija en los detalles. Ella es sincera, es introspectiva, es cotidiana. En este libro nos recoge su experiencia al emigrar a Estocolmo desde Argentina y nos lo cuenta con una belleza enorme. Tiene ese algo que te hace sentir como si te estuvieras tomando un café con una amiga mientras reflexionáis sobre la vida. Y de esta manera nos habla de lenguaje, de maternidad, de su día a día, de cine, de emigrar, de las diferencias culturales con su país, de sentirse sola, de sentirse acompañada. Me he sentido identificada sobre todo con esa pequeña obsesión por el tiempo que tiene y que muestra de manera transversal en muchos de los textos. Es un libro que se hace liviano, que me ha calado hondo. Muchos de sus fragmentos me apretujaron el corazón y me lo dejaron calentito, y otras reflexiones me hicieron ver mundos que no había contemplado. Son textos personales que atienden en gran medida al mundo interior de Virginia, por lo que ha habido temáticas que me han interesado más que otras. Y aun así, dentro de este interés personal, puedo decir que ha sido uno de los libros que más acompañada me ha hecho sentir de los últimos tiempos. + Leer más |
El hechizo del verano, es una entremezcla de ensayo y crónica de lo que supuso para la autora establecerse en un país nuevo con una cultura e idioma diferentes al suyo, muy rico en vocales y con sonidos que no se encuentran en ningún otro idioma, teniendo en cuenta que ella es una gran conversadora. Los atardeceres suecos le resultan interminables pero aún lo es más el oscuro invierno. Nos irá dando pinceladas de las características y costumbres de los individualistas cuidadanos suecos. Hay algún guiño a lo que echa de menos de su Argentina natal, pero se centra en sus vivencias y reflexiones actuales. Algunas especialmente interesantes como la universalidad del dinero o si este lo valoramos más si lo hemos obtenido con esfuerzo. O cómo en Suecia evitan el abandono de las mascotas. Y aunque no se entienda el idioma, si se dispone del dinero suficiente se consigue lo necesario. Hay capítulos muy interesantes como el de la hospitalidad, donde nos relata que recibieron diferentes visitas que se quedaron en su casa y la percepción que tuvo de alguno de ellos y que pasó de considerarse mejor huésped a sentirse una buena anfitriona. Nos relata su decisión de aprender a patinar, su sueño de ser deportista olímpica o que, a pesar de que a su amiga rusa no le gusta Jane Austen, ella la aprecia igual. O cómo fue allí sus primeros años de maternidad. También no habla de cine y literatura. Es que hay reflexiones para todos los gustos. Una lectura que trasporta a un país y cultura diferentes a través de los ojos y vivencias del día a día de su autora. Es un libro que te hace sentir y que se siente. Una lectura fluida, deliciosa y con pinceladas de humor que han hecho que me sintiera allí. + Leer más |
La autora ,Virginia Higa,es la protagonista de "El hechizo de verano" . En 2017 se fue a vivir de Argentina a Estocolmo cuando su pareja obtiene una interesante oferta laboral. Me adentro en el libro con curiosidad,como si sus experiencias fueran propias de un personaje de novela.Pero la lectura es enriquecedora y esta llena de reflexiones personales. Más allá de los tópicos que conocemos de Suecia: El clima,la decoración minimalista y funcional. Virginia nos traslada la importancia del lenguaje como medio de comunicación e interacción. Afronta la inmigración como un reto de aprendizaje en un mundo contemporáneo donde el individualismo se impone. Como cualquiera de nosotros utiliza YouTube para aprender o acercarse a actividades desconocidas ,en este caso aprenderá a patinar sobre hielo.Gestos con el que todos nos podemos sentir identificados. De lo cotidiano pasa a lo íntimo ,actividades que le dan luz en la oscuridad de los meses del largo invierno sueco. Descubrimos a una persona culta, amante del cine y la lectura. En el paso a su faceta intelectual he tenido un disfrute inesperado con el que ya me declaro fan. Os divertiréis con su defensa ante una amiga rusa de Jane Austen,independiente de cual sea vuestra opinión de la escritora. Lo que no esperaba era encontrar una compañera lectora fan también del siempre estimulante Ted Chiang,de hecho uno de mis libros preferidos de relatos es “Exhalación “. Un libro que os hechizara ,con el que probablemente saldréis con películas y libros anotados,como os podría pasar después de quedar con un amigo para tomar un café. + Leer más |
El hechizo del verano es un libro bellísimo, que me ha calmado y dado calidez en estos tiempos oscuros. Virginia Higa es una argentina viviendo en Estocolmo, y entre 2017 y 2019 escribe unos pequeños ensayos basados en la experiencia del exilio y de la inmigración, del ser latina entre nórdicos. En ellos vamos a encontrar desde la odisea de aprender sueco con unos labios, lengua y cuerdas vocales habituadas al español; a una comparativa entre la elegancia sutil y minimalista sueca y la opulencia latina que va del decoro a la decoración; o al manejo (y pensamiento) del dinero en una y otra parte del mundo: nada nos une en ese ámbito, desde tener un perro hasta la manera de ahorrar. En un lugar en el que el frío, como las noches o los días son eternos, hay que desarrollar un nuevo vocabulario que crea un nuevo pensamiento, muy alejado del que Higa conoce. Esta reflexión le llevará a hablar de Ted Chiang y el cuento que inspiró a la mejor película de ciencia ficción habida, La llegada. Como sus ojos son nuevos ve diferente ahora: piensa mucho en Rohmer (y lo contrapone al dios sueco, Bergman), en algunos actores y actrices, y en algunos de sus escritores amados, como el ya mencionado Chiang, Austen, o Manuel Puig, con quien comparte nacionalidad y ciudad de residencia –y sobre la que éste también ha reflexionado–. Pero Higa no sólo tiene unos ojos y una boca nuevos en un sitio desconocido y por descubrir; también lo son sus manos y pies, debiendo adaptarse al medio: patinar sobre hielo o caminar sobre nieve son nuevos aprendizajes. Higa parece una mujer positiva y cálida, pero no todas las experiencias son 100% positivas y cualquiera que haya emigrado al norte de Europa lo sabe. Higa habla de cómo es percibida allí –sin ser la que peor lo tiene– y de cómo viviendo en un barrio de mayoría musulmana, aquello se siente ghetto. Pero nos cuenta también (y me gusta mucho esto) como la latitud de nacimiento une más que la raza o religión. Pese a lo último, es un libro que siento entrañable, para transitarlo a sorbitos y sentir el placer de escuchar a una amiga querida. + Leer más |
Una historia muy loca. Una familia argentina, de ascendencia italiana, dueña de una, no, dueña de LA Trattoria Napolitana de Mar del Plata, que tiene todos los prejuicios habidos y por haber y que viven en función de esos prejuicios, se gana nuestro corazón a medida que vamos pasando las páginas. Ordenados cronológicamente, aunque sin años precisos (pueden ubicarse algunos hitos por los hechos narrados), cada capítulo cuenta una situación en particular que marcó la vida de la Familia Vespolini en general, y de Chiche Vespolini, en particular. Mar del Plata fue el destino de mis vacaciones familiares de la infancia, pero no recuerdo haber ido nunca a la Trattoria del Chiche Vespolini. Sí recuerdo a Padre diciendo que jamás haríamos la cola larguísima que se formaba en las veredas de Montecatini. Mucho más que muy recomendable. Y, tal como dijo alguien en una reseña que leí más arriba, es un libro que no se lee, se come. Solo un detalle: no incluye la receta de la masa de los Sorrentinos, la creación de la Familia Vespolini que da origen al libro. Si quieren probar, tengo una, que no sé si es “la posta”, pero salen deliciosos, aunque si el Chiche los probara, seguro diría “¡Boh! son una papocchia”. + Leer más |
La edad de la inocencia