La Costa de Alabastro de Victoria Álvarez
Tal vez somos nosotros los que creamos a nuestros fantasmas, Lia. Son nuestra peor parte y por eso no podemos escapar de ellos... porque no podemos escapar de nosotros mismos.
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La Costa de Alabastro de Victoria Álvarez
Tal vez somos nosotros los que creamos a nuestros fantasmas, Lia. Son nuestra peor parte y por eso no podemos escapar de ellos... porque no podemos escapar de nosotros mismos.
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La Costa de Alabastro de Victoria Álvarez
Si hubiera un fantasma en Monjoie, sería mi madre. Y si se ha quedado aquí, con nosotros, podría decirme qué nos ocurre después de morir. Estaría mucho más tranquila sabiendo que cuando todo acabe la tendré a mi lado. Así no tendríamos que marcharnos nunca de esta casa; seríamos como dos sombras haciéndose compañía la una a la otra.
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La Costa de Alabastro de Victoria Álvarez
Es como si el miedo de otras personas le hiciera olvidar el suyo... como si, al asustarlas, se olvidara de lo que le está sucediendo.
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La Costa de Alabastro de Victoria Álvarez
La casa se alzaba sobre el acantilado, tan cerca de la pendiente golpeada por el Atlántico que daba la sensación de estar planteándose seriamente el suicidio.
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Tu nombre después de la lluvia de Victoria Álvarez
“El miedo a la muerte puede ser un enemigo más poderoso que la misma muerte”.
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La Costa de Alabastro de Victoria Álvarez
A veces se nos olvida que los «más adelante» no durarán para siempre.
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La Costa de Alabastro de Victoria Álvarez
“Quizás he cambiado mucho desde aquella noche en la granja. Pero cuando golpeas a un animal hasta hacerle sangrar, no importa cuantos años acaben pasando; él no se habrá olvidado de ti y puedes dar por hecho que, en cuanto se le presente la oportunidad, irá a morderte.”
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Penelope Quills: La sirena perdida de Victoria Álvarez
Porque si eso era real, si era una sirena de verdad, ¿significaba que todas las demás cosas en las que se había negado a creer también existían? ¿El monstruo del lago Ness, los dragones, las hadas?
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Penelope Quills: La sirena perdida de Victoria Álvarez
Puedo vivir sin reputación, pero no sin sueños.
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Penelope Quills: La sirena perdida de Victoria Álvarez
A nada se le da tan bien como al agua hacer desaparecer las pruebas de un crimen. El océano puede devorar un cargamento con la naturalidad con la que una gallina picotea unos granos de trigo. [...] Puede absorber ciudades, imperios, civilizaciones enteras, y cuando el oleaje se calma, no queda nada que permita recordar lo que una vez existió allí.
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La voz de Amunet de Victoria Álvarez
Solo había una norma no escrita en la ciudad de los muertos: no hacer más preguntas a los demás de las que querrías que te hicieran a ti.
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La voz de Amunet de Victoria Álvarez
Porque a veces las cosas invisibles son las más peligrosas por lo desapercibidas que pasan.
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La voz de Amunet de Victoria Álvarez
"Pero nadie le ha preguntado nunca a un monstruo porqué se convirtió en eso. A nadie le importa lo que le hicieron, sólo lo que él es capaz de hacer a los demás"
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La voz de Amunet de Victoria Álvarez
"en mi opinión, lleva tanto tiempo contemplado el sol que se ha quedado ciego para lo demás"
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El sabor de tus heridas de Victoria Álvarez
Nunca dejarán de fascinarme los esfuerzos que hacen los hombres por acercarse a la divinidad. Alguien debería explicarles que lo más sensato que podrían hacer sería huir de las cosas eternas.
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El sabor de tus heridas de Victoria Álvarez
Hay una clase de silencio que solo puede percibirse en los cementerios, porque lo que lo produce no es la ausencia de sonido sino de vida.
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La voz de Amunet de Victoria Álvarez
Y cuando vuelvas a dudar sobre tu futuro, recuerda que sólo está escrito nuestro destino, no el camino por el que podemos desembocar en él
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La conjura de Aramat de Victoria Álvarez
Es curioso lo que ocurre con los corazones humanos: parecen tan frágiles como pompas de jabón, pero sus esquirlas pesan en la conciencia como el plomo.
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Contra la fuerza del viento de Victoria Álvarez
Como el Perséfone, también ellos habían tratado de luchar contra la fuerza del viento empeñado en separarlos. Y como el Perséfone, también ellos habían fracasado.
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¿A quien baila Raquel en la fiesta en la casa de los hidalgo?