Penelope Quills: La sirena perdida de Victoria Álvarez
A nada se le da tan bien como al agua hacer desaparecer las pruebas de un crimen. El océano puede devorar un cargamento con la naturalidad con la que una gallina picotea unos granos de trigo. [...] Puede absorber ciudades, imperios, civilizaciones enteras, y cuando el oleaje se calma, no queda nada que permita recordar lo que una vez existió allí.
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