Nuestra Señora de París de Victor Hugo
Por lo demás, era un buen hombre. Llevaba una vida alegre de cardenal, gustando de alegrarse con el vino real de Challuau, sin despreciar a Ricarda la Garmoise y a a Tomasa la Saillarde, dando limosna de preferencia a las líneas mozas que a las mujeres viejas, todo lo cual le hacía muy simpático al populacho de París.
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