Nuestra Señora de París de Victor Hugo
En las puertas, en las ventanas, en los tragaluces, sobre los tejados, hormigueaban miles de buenos burgueses, de rostros tranquilos y honrados, que contemplaban el palacio, que miraban a la multitud sin adoptar a nada más; pues hay muchas gentes en París que se conforman con el espectáculo de los espectadores y para ellas constituye una cosa muy interesante, la contemplación de un muro tras el cual algo está sucediendo.
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