Entre naranjos de Vicente Blasco Ibáñez
(página 256)…el campo parecía estremecerse bajo los primeros besos de la primavera. Cubríanse de hojas tiernas los esbeltos chopos que bordeaban el camino; en los huertos, los naranjos, calentados por la nueva savia, abrían sus brotes, preparándose a lanzar, como una explosión de perfume, la blanca flor del azahar; entre los ribazos crecían entre las enmarañadas cabelleras de hierba las primeras flores. Comenzaban a florecer los naranjos. La primavera hacía densa la atmósfera. El azahar, como olorosa nieve, cubría los huertos y esparcía su perfume por los callejones de la ciudad. Al respirar se mascaban flores.
|