Bajo el cielo eterno de Veronica Rossi
—¿Porqué estás nervioso? Perry sonrió, sin apartar la vista de la escayola. —Tu pregunta me pone nervioso. —Se obligó a mirarla. Pero mirarla no le sirvió para tranquilizarse, de modo que fijó la mirada en la lámpara—. No puedo seguir, Aria. —Ahora ya sabes lo que se siente. Lo expuesta que me siento a tu lado. Perry sonrió. —Buen truco. ¿Ahora quieres saber por qué estoy nervioso? Te queda una segunda condición. |