Veronica Rossi
El éter, pensó. Aquello era lo único que los residentes y los forasteros tenían en común. El éter suponía una amenaza para todos ellos. |
Veronica Rossi
El éter, pensó. Aquello era lo único que los residentes y los forasteros tenían en común. El éter suponía una amenaza para todos ellos. |
Bajo la noche eterna de Veronica Rossi
La claridad y la oscuridad se fundían, y sus límites se difuminaban y convertían el tiempo en un día interminable. En una noche eterna. |
Bajo el cielo eterno de Veronica Rossi
Todo el mundo se siente deprimido y triste alguna vez. Lo que nos hace diferentes es nuestra manera de actuar.
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Hacia el azul perpetuo de Veronica Rossi
—Entonces dime cómo puedo hacer para que las cosas mejoren. Es todo lo que quiero hacer. —Tienes que hablar conmigo. Tenemos que explicarnos las cosas sin importancia, las cosas malas. Tal vez nos dolerán un tiempo, pero al menos no se harán grandes. Si no lo hacemos así, no dejaremos de hacernos daño mutuamente. Y yo eso no lo quiero. |
Hacia el azul perpetuo de Veronica Rossi
—Quiero besarte —dijo al fin, olvidándose de su orgullo. La deseaba demasiado—. ¿Puedo? Ella asintió. —No vuelvas a pedírmelo. Sabes que siempre te diré que sí. |
Bajo la noche eterna de Veronica Rossi
—Así… —Él estaba a punto de decirle que así era como deberían haberse encontrado hace días, en el bosque. Así era como lo había imaginado durante todo el invierno, eso era lo que había echado de menos. Pero no fue capaz de pasar por alto lo que ella sentía, su manera de mirarlo. —Sí —repitió ella—. Así. |
Bajo la noche eterna de Veronica Rossi
—He hablado mucho… Da igual… —Arqueó una ceja—. En cambio tú estás muy callada. Aria le rodeó la cintura con los brazos. —Eso es porque no hay palabras para describir lo perfecto que ha sido lo que has dicho. |
Bajo el cielo eterno de Veronica Rossi
Para calmarse, Aria intentó convencerse de que se encontraba en un Reino. En un Reino Paleolítico. De hecho, estaba metida en una cueva. Con una hoguera encendida, que evitaba mirar, pues le recordaba lo sucedido en Ag 6. Pero también había cajas de acero a un lado. Y la manta azul marino con que se cubría era de lana. Y los tarros de cristal que se alineaban junto al fuego tenían tapas metálicas. Demasiadas cosas que deshacían la ilusión de la Edad de Piedra. Aquello era real |
Bajo el cielo eterno de Veronica Rossi
—¿Por qué está contigo esa chica? Perry alzó la vista, sorprendido. Tizón seguía masticando, pero en la rama ya no quedaba nada. Ni un solo resto de carne. Tenía el ceño fruncido, el gesto burlón, desafiante. Perry se encogió de hombros y se permitió esbozar una sonrisa traviesa. —¿No te parece evidente? —El muchacho abrió mucho los ojos—. Es broma, Tizón. No tiene nada que ver con eso. Nos ayudamos mutuamente con un problema que nos afecta a los dos. Tizón se pasó la manga sucia por la cara. —Pero es guapa. Perry sonrió. —¿Ah, sí? No me había dado cuenta. |
Bajo el cielo eterno de Veronica Rossi
—¿Porqué estás nervioso? Perry sonrió, sin apartar la vista de la escayola. —Tu pregunta me pone nervioso. —Se obligó a mirarla. Pero mirarla no le sirvió para tranquilizarse, de modo que fijó la mirada en la lámpara—. No puedo seguir, Aria. —Ahora ya sabes lo que se siente. Lo expuesta que me siento a tu lado. Perry sonrió. —Buen truco. ¿Ahora quieres saber por qué estoy nervioso? Te queda una segunda condición. |
La guerra del fin...