Noche en Tintagel de Verónica Pazos
Uther traga saliva y señala el mar, que se derrama hacia las últimas líneas del bosque. Los peñascos sobresalen de su oleaje como puñales en el pecho de la Virgen, piensa Ulfin, como clavos en la puerta que hemos de tirar, piensa Uther.
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