La isla de las musas de Verónica García Peña
Esta isla, que aún habito, fue mi casa, mi paraíso, mi inspiración y, ahora, mi condena. En ella, desde niño, crecí de espaldas al mar; no sé nadar, nunca aprendí. Es hermoso el mar, pero su belleza y poder me agobian y no soy capaz de enfrentarme a su fuerza.
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