Testamento de juventud de Vera Brittain
Sólo muy poco a poco me di cuenta que la guerra me había condenado a vivir hasta el fin de mis días en un mundo sin confianza ni seguridad, un mundo en el que habría que cultivar las relaciones personales con los seres queridos bajo la sombra de la aprensión; en el que el amor parecería siempre amenazado por la muerte y la felicidad semejaría una casa provisional, construida sobre las arenas movedizas del azar.
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