Cuentos victorianos de Navidad de Varios autores
Fui a ver a mi amigo Sherlock Holmes dos días después del de Navidad con la intención de felicitarle las fiestas. Esa mañana lo encontré repantigando en el sofá envuelto en una bata púrpura [...]. Me senté en su butaca y me calenté las manos en el crepitante fuego, pues había caído una fuerte helada y las ventanas estaban cubiertas de espesos cristales de hielo.
|