Noche de invierno de Valerio Massimo Manfredi
Una nación es como una familia . Hay que estar todos unidos y cuando uno de fuera quiere entrar en nuestra casa debe pedir permiso y comportarse como un huésped , no como un amo .
|
Noche de invierno de Valerio Massimo Manfredi
Una nación es como una familia . Hay que estar todos unidos y cuando uno de fuera quiere entrar en nuestra casa debe pedir permiso y comportarse como un huésped , no como un amo .
|
El caballero invisible de Valerio Massimo Manfredi
Ironda. Tal era el nombre del caballo de mi señor, un animal fuerte y generoso de extravagante gualdrapa blanquinegra, de ahí ese apelativo no menos extravagante que significa en provenzal "golondrina".
|
El hijo del sueño (Aléxandros 1) de Valerio Massimo Manfredi
Cuando el sol se ponía en una jornada calma, podía ver cómo la cumbre del Olimpo se teñia de rojo y las nubes, empujada por el viento Boreas, navegaban ligeras hacia mundos lejanos. Observaba las bandadas de pájaros que emigraban, le habría gustado volar con ellos sobre las olas
|
|
|
El ejército perdido de Valerio Massimo Manfredi
Me gusta pensar que mis palabras permanecerán vivas una vez que mi voz se haya apagado.
|
El ejército perdido de Valerio Massimo Manfredi
Incluso hoy, cuando lo pienso, no puedo creerlo. Diez mil hombres yacían en el suelo a nuestro alrededor, hambrientos, exhaustos, heridos. Un ejército enemigo, feroz y numeroso, estaba acampado a corta distancia. Estábamos en peligro mortal (…) Sin embargo, esa fue quizás la noche más hermosa de mi vida. No pensaba en lo que sucedería al día siguiente, de hecho, la sola conciencia de que tal vez no habría un antes había vivido y que tal vez no volvería a experimentar el resto de mi días.
|
El ejército perdido de Valerio Massimo Manfredi
Recuerda que para un griego alejarse tanto del mar es inconcebible. Lo domina una sensación de vértigo, siente que le falta el aliento. Un griego lleva sangre en las venas mezclada con agua de mar, créeme.
|
El caballero invisible de Valerio Massimo Manfredi
Soy un trovador y había entrado al servicio del señor Roquebrune para encontrar inspiración para mis poemas. Y he aquí, señor, que creo haberla encontrado. La inspiración.
|
La última legión de Valerio Massimo Manfredi
El conocimiento no es nada si no nos proporciona los medios para afrontar la vida
|
La última legión de Valerio Massimo Manfredi
Roma no se identifica con una raza, o un pueblo, o una etnia. Roma es un ideal y los ideales no pueden destruirse.
|
La última legión de Valerio Massimo Manfredi
La paz debe ser conquistada, hijo mío, porque es el bien más preciado.
|
Odiseo: El juramento de Valerio Massimo Manfredi
-[...] ¿Te veré de nuevo? -Si no dejas que te maten. ¿Sabes lo grande que es Áyax de Telamón? Es gigantesco. Un montaña andante. ¿Y qué me dices de su primo Aquiles? Un rayo. Te cortaría en dos antes de que eches mano a la espada. -Yo soy más rápido que ellos- respondí-. Los he derrotado ya a todos. Se quedó muda mirándome, las flores se le cayeron de la mano. Retomé mi camino. -¡Odiseo!-resonó su voz a mis espaldas. Me volví. Me sonrió. Morena y radiante. |
El ejército perdido de Valerio Massimo Manfredi
-Quirósofo es espartano y yo ateniense. Nuestras ciudades han luchado durante treinta años en un conflicto sangriento y devastador [...]. -Sé que es la guerra. -Y sin embargo nosotros dos somos amigos, nos cubrimos las espaldas el uno al otro, combatimos por la misma causa con el mismo ahínco y pasión. -¿Y cuál es la causa? -Salvar este ejército, salvar a los Diez Mil. |
Odiseo: El juramento de Valerio Massimo Manfredi
Nuestro corazón desea los afectos, los recuerdos, las imágenes de la familia y de la casa acogedora, bien construida, pero tiene en el fondo un abismo de tinieblas poblado de monstruos a los que ni siquiera Heracles podría derrotar.
|
Odiseo: El juramento de Valerio Massimo Manfredi
Quería que te acordases de cómo es el mundo, de cómo son los hombres. El odio es con mucho el más común de los sentimientos humanos.
|
Odiseo: El juramento de Valerio Massimo Manfredi
Pero no temas, serás tú, con tus acciones y empresas, con la fuerza de tus brazos y de tu mente, quien dé un sentido a tu nombre. Hasta en el destino más amargo puede haber grandeza y dignidad, si tu corazón es fuerte e impávido, si no tiemblas frente a ningún desafío, de humanos o de dioses, de hombres valerosos y leales o de salvajes que no respetan las leyes del hombre. Tendrás la vida que mereces.
|
La edad de la inocencia