Desierto sonoro de Valeria Luiselli
Supongo que mi marido y yo simplemente no estábamos listos para la segunda parte de nuestra relación, la parte de vivir la vida previamente construida. [...] Creo que cometimos -o tal vez solo yo cometí- el error tan común de pensar que nuestro matrimonio era una comunión absoluta, una disolución de todas las fronteras, en lugar de entenderlo, sencillamente como un pacto entre dos personas dispuestas a proteger la soledad del otro, como bien prescribió hace tiempo Rilke o algún otro espíritu ecuánime, sabio y alemán.
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