Los límites de la interpretación de Umberto Eco
Si tengo encima de la mesa un cenicero de cristal, un vaso de papel y un martillo, y si la práctica de la que parto es la exigencia de recoger líquidos, entonces cenicero y vaso de papel forman clase respecto del martillo; y si mi práctica me impone brocar un proyectil para lanzárselo a Nanni cuando mis argumentos no lo convenzan, entonces martillo y cenicero forman clase contra el vaso de papel.
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