Las soldadesas de Ugo Pirro
Y todos gritaron que sí. Enseguida se creó otro ambiente, un aire como de burdel, y todo resultó aceptable, una orden como otra cualquiera, ilógica como todas las órdenes.
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Las soldadesas de Ugo Pirro
Y todos gritaron que sí. Enseguida se creó otro ambiente, un aire como de burdel, y todo resultó aceptable, una orden como otra cualquiera, ilógica como todas las órdenes.
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