Tomás Alva Andrei

Llegamos a este mundo completamente solos y nos vamos de él de la misma manera.

"—Sueñen, crean, proyecten, planifiquen apuntando hacia el modelo... si así quieren llamarlo, pero sepan que los modelos, sus modelos, no deben ser piedras preciosas, pues solo si son flexibles verán si realmente existe otra manera de vivir —me detuve a mirar el cielo entero y lo que quedaba de nuestra especie—. Jamás vengan a decirme que encontraron la solución, que la tienen en brazos..."

Tampoco comprenderás lo que es envejecer. Mirarse al espejo cada día y verse diferente sin notarlo. Ese es el verdadero paso del tiempo.

—Así es como funcionan los sueños, hija.
—¿Cómo?
—No siempre es necesario gastar el dinero, a veces basta con pensar que algún día haremos algo grandioso con él —y en el mismo acto arrojó el frasco lleno de monedas con todas sus fuerzas hacia el completo vacío.

Lo veríamos todo desde las ventanas de nuestros cuartos de plástico blancos, con flores de plástico rojo, observando la muerte del planeta, a lo lejos, desde lo más cercano a la cobardía, evitando el destino, eludiendo a la naturaleza y a la sabiduría.

Para la mayoría de las personas esto era una oportunidad para empezar de cero. La destrucción de nuestra casa era para unos pocos una manera de vivir un nuevo día de la independencia. Para otros, una excusa para poder cometer los mismos errores.

Para la mayoría de las personas esto era una oportunidad para empezar de cero. La destrucción de nuestra casa era para unos pocos una manera de vivir un nuevo día de la independencia. Para otros, una excusa para poder cometer los mismos errores.

Por la tarde fuimos al cementerio a visitar a los abuelos. Papá lloró y les pidió disculpas. Les explicó que no los podía llevar con nosotros pero que los llevaría en el corazón hasta el día de su muerte.

"El mismísimo brillo del Sol puede llegar a ser tan cautivante, que si te acercas demasiado, su ser se apodera de ti; luego te pierdes en él. Cuando quieres salir, ya eres polvo espacial..."

Cargaríamos no sólo nuestras cosas, sino todas nuestras frustraciones, nuestros deseos, nuestros reproches y nuestra esperanza. Lo llevaríamos todo a cuestas en una mochila invisible.