Y todos miramos al cielo de Tommy Wallach
Hasta que su padre se puso enfermo, Eliza había creído que el universo era un lugar totalmente equilibrado. Pensaba que, exceptuando a los súper afortunados y a los súper desafortunados, la mayoría de la gente acababa con idéntica cantidad de bondad y de maldad en su vida una vez llegaba el final de la misma. Lo cual quería decir que si la mayoría de los alumnos de tu instituto te hacían el vacío por un estúpido beso, tenía que pasarte algo bueno a continuación. Era lo justo.
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