Lejos del mundanal ruido de Thomas Hardy
Recordad que ahora tenéis una ama en lugar de un amo. Todavía no sé si tengo talento para dirigir una granja, pero lo haré lo mejor posible, y si vosotros me servís bien, sabré recompensaros.
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Lejos del mundanal ruido de Thomas Hardy
Recordad que ahora tenéis una ama en lugar de un amo. Todavía no sé si tengo talento para dirigir una granja, pero lo haré lo mejor posible, y si vosotros me servís bien, sabré recompensaros.
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Lejos del mundanal ruido de Thomas Hardy
Detesto que se me considere propiedad de los hombres, aunque es posible que acabe siéndolo algún día.
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Lejos del mundanal ruido de Thomas Hardy
El amor es una fuerza posible que nace de una debilidad real.
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Lejos del mundanal ruido de Thomas Hardy
No lo sé... no puedo decírselo. Es difícil para un mujer definir sus sentimientos en un lenguaje creado principalmente por el hombre para expresar los suyos.
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Lejos del mundanal ruido de Thomas Hardy
Es dificil para una mujer definir sus sentimientos en un lenguaje creado por el hombre para expresar los suyos .
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Dos en una torre de Thomas Hardy
...nunca podré entender que un incidente que sólo llenó un grado del círculo de sus pensamientos, cubrió la circunferencia completa de los míos. Nadie puede saber con exactitud cual es el horizonte del otro ni dónde se encuentra.
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Tess de los d'Urberville de Thomas Hardy
Cuanto más pecador, más santo; no había que ahondar mucho en la historia del cristianismo para hallar confirmación a esa sentencia.
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Tess de los d'Urberville de Thomas Hardy
¿Qué iba a saber yo de estas cosas? Era sólo una niña cuando salí de esta casa hace cuatro meses. ¿Por qué no me dijiste que se corría peligro entre los hombres? ¿Por qué no me previniste? Algunas señoras saben defenderse porque leen novelas que les hablan de estas cosas, pero yo nunca tuve ocasión de aprender de ese modo y tú no me lo enseñaste.
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Los habitantes del bosque de Thomas Hardy
Pero las consideraciones sociales son tales que ella se había encontrado de lo más cómoda en esa situación de endeudamiento inminente, mientras se sentía humillado por la situación de ese momento, en la que Winterborne había pagado honradamente a tocateja.
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Tess de los d'Urberville de Thomas Hardy
¡Qué creación de la naturaleza tan lozana y virginal es esa lechera!», pensó Clare. Y le pareció entonces discernir algún rasgo familiar en ella, algo que lo transportaba a un pasado alegre y libre de preocupaciones, a un tiempo anterior a que la necesidad de reflexionar nublase su cielo. Llegó a la conclusión de que la había visto antes, aunque no sabía decir dónde. Había sido seguramente un encuentro casual en alguna de sus caminatas por el campo, y no sintió demasiada curiosidad por establecer cuándo. Aun así, esta circunstancia fue suficiente para que desde ese momento prefiriese a Tess entre las demás lecheras guapas cuando tenía ganas de contemplar a las mujeres que le rodeaban.
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Tess de los d'Urberville de Thomas Hardy
No era Ángel el único en descubrir que la magnitud de las vidas estriba, más que en sus cambios y movimientos exteriores, en sus experiencias subjetivas. El aldeano impresionable lleva una vida más amplia, henchida y dramática que un rey de sentidos obtusos.
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Tess de los d'Urberville de Thomas Hardy
Al pasar los minúsculos charcos, las estrellas allí reflejadas parpadeaban, presurosas. Ella no hubiera advertido que centelleaban sobre su cabeza de no haberlas visto reflejadas allí, las cosas más vastas del universo en objetos tan bajos.
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Tess de los d'Urberville de Thomas Hardy
A veces, su caprichosa fantasía acentuaba los fenómenos físicos que la circundaban, hasta el punto de imaginarse que eran episodios de su misma historia. Y no era que lo creyera, sino que lo eran con toda realidad, pues este mundo es sólo un fenómeno psicológico y lo que eso parecía, lo era. Las brisas y ventoleras de la medianoche, gimiendo por entre las apretadas yemas y la corteza de las ramas invernales, eran voces de amargo reproche. Un día de lluvia era la expresión de un dolor sin consuelo ante su debilidad en el alma de algún vago ser ético al que ella no podía clasificar resueltamente como al Dios de su niñez, sin que pudiera explicarse tampoco quién sino Él pudiera ser.
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Tess de los d'Urberville de Thomas Hardy
Yo no sé nada de fantasmas, pero lo que sí sé es que nuestras almas pueden abandonar los cuerpos en vida. [...] Ya lo creo. ¡Como que es muy fácil sentir cómo sale, el alma! —continuó Tess—. No hay más que tenderse por la noche en el campo y mirar fijamente a cualquier lucero, y si lo hace usted así un ratito notará que su alma está a cientos y cientos de miles de leguas de su cuerpo y le parecerá como si éste no le hiciera la menor falta.
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Tess de los d'Urberville de Thomas Hardy
sus semejantes; hombres, en fin, todos ellos que iban por su senda individual hacia el camino de la polvorienta muerte.
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Tess de los d'Urberville de Thomas Hardy
Era un servidor del fuego y el humo, mientras que aquellos ciudadanos de los campos lo eran de la vegetación, el tiempo, el sol y las heladas.
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Tess de los d'Urberville de Thomas Hardy
Una suerte de halo luminoso, de resplandor de ocaso abrillantaba su vida entonces. Sus trabajos y molestias, todas sus desabridas realidades cobraban una como impalpabilidad metafísica, pasando a ser meros fenómenos mentales para una serena contemplación, dejando de ser opresiones torturadoras del cuerpo y el alma.
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Tess de los d'Urberville de Thomas Hardy
Todos somos hijos de la tierra. [...] Ambos parecían implorar algo que los llevase lejos de la realidad terrible.
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Tess de los d'Urberville de Thomas Hardy
¿Quién era el hombre moral? O por mejor decir, ¿quién era la mujer moral? La belleza o fealdad de una persona radica no sólo en sus acciones, sino también en sus impulsos y designios; la verdad de su historia no estriba en las cosas que hace, sino en sus objetivos e impulsos.
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Tess de los d'Urberville de Thomas Hardy
la menor ráfaga de viento se le antojaba el suspiro de una inmensa alma triste, que abarcaba al universo todo en el espacio y a la historia en el tiempo.
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La edad de la inocencia