Teresa Moure Pereiro

Una mujer de armas tomar, que se llaman así las mujeres que nunca toman las armas, que las armas son ellas mismas

que manzana y mujer se llevan bien y en ocasiones han tejido grandes remedios contra el aburrimiento.

Muchas de las que son llamadas brujas no son sino mujeres desafortunadas en riquezas o abandonos, viejas las más, que se dedican a aliviar las penas de otras y por eso son perseguidas o ejecutadas por los que no quieren entender que el dolor, por muy natural que fuere, no es bueno, que convierte en bestia al ser humano, y mitigarlo, es arte y saber.

La correspondencia es una cosa peligrosa (...)deja huella de las vidas, deja surcos de por dónde pasamos, de cómo quisimos y a quién, de modo que esta muy verdadera crónica no podría construirse si no fuese porque pudimos revolver y oler la correspondencia de estos personajes, que la mayoría de ellos están ya criando malvas, a no ser Hélène que estará, si Dios es tododopoderoso, criando serpoles y mejorarnas, cominos y, sobre todo, hierbas de enamorar....

Octubre, noviembre, diciembre. Los árboles pierden las hojas y el viento sopla, mientras la lluvia, cayendo sin parar, incansable, viene a recordarnos que existe el tiempo. Podría en sus brazos pensar que no existen unos días distintos de otros, si no fuese por la lluvia que marca, pim-pim-pim, secuencias sobre los cristales. Ámsterdam está hermosa y gris.

Y ahora que conocemos que todas las pasiones del alma, tenemos mucho menos motivo que antes para temerlas, pues venga que todas son buenas en su naturaleza y que lo único que tenemos que evitar es su mal uso o sus escasos, contra los cuales podrían bastar los remedios que he explicado, si todo el mundo se cuidase bien de practicarlos.

las cosas que se hacen en casa tampoco vas a decir que son arte, que arte no son, que las hacemos nosotras que no somos artistas, ¿no es así?