La leyenda del hechicero. El aprendiz de Taran Matharu
Fletcher sabía que estas burlas no eran más que una forma de mostrarle afecto, así que no se lo tomó a mal. Nunca había sido un muchacho demasiado a hablador, pues prefería estar solo con sus propios pensamientos. Desde que Fletcher había aprendido a hablar, Berdon siempre había respetado su privacidad. La suya era una relación extraña: el soltero tosco y bonachón y el aprendiz introvertido. Aun así, habían conseguido que funcionara. Y Fletcher siempre le estaría agradecido por haberlo acogido cuando nadie más estaba dispuesto a hacerlo.
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