Una educación de Tara Westover
Era lo único que me quedaba de la vida que había llevado en esa casa: un rompecabezas cuyas reglas nunca llegaría a entender porque no eran reglas sino una especie de jaula destinada a encerrarme. Podía quedarme y buscar lo que había sido mi hogar, o podía irme sin demora, antes de que las paredes se movieran y la salida se cerrara.
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