El infierno de Gabriel de Sylvain Reynard
VE CLARAMENTE TODA SALUD quien a mi dama entre las damas mira; las que con ella van se ven obligadas de agradecer a Dios tan bella gracia. Y su belleza es de tanta virtud, que a las demás ninguna envidia alcanza, y así con ella las hace andar vestidas de gentileza, amor y fe. Verla vuelve a toda cosa humilde, y no solo ella se hace ver agradable sino que cada una por ella recibe honor. Y hay en sus actos tanta gentileza que nadie puede traerla a la memoria sin suspirar de dulzura y de amor. |