Voces de Chernóbil de Svetlana Aleksiévich
Y de nuevo con el dosímetro: ahora junto a un plato de sopa de pescado, luego con una pastilla de chocolate, y después sobre unos bollos en un quiosco al aire libre. Era un engaño. Los dosímetros militares de los que entonces disponía nuestro ejército no estaban preparados para medir alimentos, solo podían medir la radiación ambiental.
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