La guerra no tiene rostro de mujer de Svetlana Aleksiévich
De noche me acosaban las pesadillas: los soldados alemanes, los ladridos de los perros, los estertores de los moribundos… Al morir, la persona es como si susurrara, pero ese susurro es más horrible que cualquier grito. Todo lo que había vivido volvía… Una persona que espera su ejecución… Sus ojos se llenan de miedo… No se lo cree, hasta el último instante no se lo cree. Y también la curiosidad, en su mirada se lee la curiosidad. Los fusiles le apuntan y en el último instante se tapa la cara con las manos. Se tapa la cara… La cabeza se me hinchaba de gritos…
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