Y el mundo no dejaba de girar de Susanna Herrero
Mis amigos siempre me han aceptado así, con mis pequeñas taras, con mi hermetismo para algunas cosas y mi espontaneidad y extraversión para otras
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Y el mundo no dejaba de girar de Susanna Herrero
Mis amigos siempre me han aceptado así, con mis pequeñas taras, con mi hermetismo para algunas cosas y mi espontaneidad y extraversión para otras
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Somos el último verano de Susanna Herrero
No eres consciente de las consecuencias de tus decisiones hasta que el transcurso del tiempo te las muestra. Ojalá conocerlas de antemano. O no. Porque entonces la vida no sería una aventura. Hay que equivocarse para aprender qué es lo que queremos y lo que no queremos. Y, a veces, hay que equivocarse más de una vez. Oh, y más de diez.
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Somos el último verano de Susanna Herrero
El problema de los mejores segundos de nuestra vida es que no nos damos cuenta de que los estamos viviendo mientras sucede. Y son irrecuperables.
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Y quererte en estéreo de Susanna Herrero
El lugar más solitario del mundo es cualquiera en que no estés a mi lado
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La última vez que vi llover de Susanna Herrero
Nuestra vida se basa en decisiones. A cada minuto tomamos decisiones. Algunas pasan como velos; otras arraigan y definen nuestra existencia. Tus decisiones dispusieron mi vida.
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Aquel último verano de Susanna Herrero
Los besos de Alex siempre han sido especiales. Siempre me han hecho sentir mil emociones. Solía pensar que era porque sabía besar. Pero ahora creo que somos nosotros. Que nuestros labios están hechos para besarse entre ellos. Para expresar lo que somos incapaces de hacer con palabras. Así ha sido durante toda nuestra vida. Así nos hemos comunicado siempre. Besándonos.
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Aquel último verano de Susanna Herrero
Soy una princesa que ha jugado con espadas, pistolas, monopatines y videojuegos; que ha hecho aguadillas en la piscina, carreras de coches y de bicicletas, y que jamás ha buscado a su príncipe azul ni vivir en un castillo, pero que todo ello llegó solo.
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Y el mundo no dejaba de girar de Susanna Herrero
eres la persona más buena y auténtica que he conocido. lo que tú tienes por dentro no lo tiene nadie más.
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Aquel último verano de Susanna Herrero
Priscila Cabana siempre será lo primero que vean mis ojos cuando su presencia se ubique en un radio de diez metros a la redonda de la mía; y no por ello la odio menos. Tan solo es un hecho.
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Aquel último verano de Susanna Herrero
Y entonces… sonríe. Sonríe y un vendaval de sentimientos me recorre el cuerpo, porque esa sonrisa de hoyuelos me trae demasiados recuerdos. Me trae olores y me trae sabores. Porque las sonrisas huelen. Y las sonrisas saben.
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Quiero vivir en voz alta de Susanna Herrero
Con dieciocho años, por primera vez en mi vida, besé la libertad con los labios y la acaricié con las yemas de los dedos. Fue cuando me di cuenta de que jamás había sido libre antes de eso. Porque no hay nada menos libre que amar en silencio.
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Quiero vivir en voz alta de Susanna Herrero
Las personas son como las olas en el mar. Algunas apenas las sientes y otras te golpean hasta revolcarte en la arena y sacarte la mayor de tus sonrisas.
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Y el mundo no dejaba de girar de Susanna Herrero
Siempre llueve cuando estamos tristes. O siempre nos ponemos tristes cuando llueve. No sé.
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La última vez que vi llover de Susanna Herrero
Yo tengo muchos pájaros en la cabeza, lo reconozco, nací con ellos, por eso siempre he pensado que solo existe una persona (o dos, como mucho) en el mundo con la que conectas a un nivel astronómico (en el aspecto romántico, me refiero). En plan CLIC. Y luego hay miles de personas con las que conectas sin más. En plan clic. Los clic son felices juntos, pero los CLIC... son palabras mayores. Los CLIC viven el viaje de su vida. River es mi CLIC. O lo era.
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El chico de la última fila de Susanna Herrero
-Las letras de mis canciones, ¿qué? -No van dirigidas a una persona. -No. -Tu amor. Tu odio. Tu desengaño. Tus ganas de venganza. Tu rechazo. La razón de tu existencia. Todas esas letras van dirigidas a la música. Le cantas a ella. |
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Y quererte en estéreo de Susanna Herrero
Porque quiero cogerte de la mano todos los días de mi vida. Hasta que seamos dos viejecitos y apenas puedan sostenernos las piernas. Quizá caigamos en algún momento, pero nunca dejaré de cogerte de la mano.
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Quiero vivir en voz alta de Susanna Herrero
No creo que exista nada más seguro que un hogar al que poder regresar siempre que lo necesites.
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El último minuto de nuestras vidas de Susanna Herrero
Nunca me he parado a pensar en la caducidad de los besos. O en su desgaste, mejor dicho. Besar cada día, a cada hora, a la misma persona puede provocar que uno se sacie. O que se canse. No de amarla, pero sí de esa necesidad de tocar sus labios con los suyos. Como un chupachups. Lo chupas y te vas colmando de su sabor. Y una vez que lo acabas, te quedas saciado.
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No es amor, es diciembre de Susanna Herrero
Amar es peligroso, mucho más de lo que la gente cree. Es peor que lanzarse al vacío en paracaídas, peor que escalar una montaña de ocho mil metros de altitud, peor que conducir un coche a más de cuatrocientos kilómetros por hora por una carretera llena de curvas. Amar es la jodida cosa más peligrosa del mundo, pero la gente es tan inconsciente que va por ahí enamorándose y desenamorándose, forjando amistades y relaciones como si no pasara nada, como si no pudieran destrozarlos. Solo los que lo hemos perdido todo nos damos cuenta de la inmensa cagada que es amar. O sentir.
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La edad de la inocencia