El amor no es un verso libre de Susana Fortes
No es que las Leyes de Núremberg hubieran desposeído a los judíos de sus derechos civiles básico, incluido el de votar. Bien pensado, eso era lo de menos, ya que el derecho de voto para los demás alemanes solo suponía la obligación de votar por el partido nazi. Lo peor es que había abierto las alcantarillas del país para que pudieran salir todas las ratas a comerse unas a otras. Había ratas de primera clase que pertenecían a la categoría del Reich y ratas destinadas al exterminio, cuyo grueso estaba formado por judíos, gitanos, comunistas, socialdemócratas, personas con algunas discapacidad física o mental y homosexuales, que eran considerados literalmente como infrahumanos, untermensch.
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