El amor no es un verso libre de Susana Fortes
Era verdad. La Residencia reunía en su entorno a un corralillo de seres divinos que se creían muy vanguardistas y modernos, pero continuaban solucionando sus asuntos terrenales como en el siglo XIX: en una casa de putas de la calle de las Naciones. A las nueve y media lo más tardar todos aquellos intelectuales cristalinos estaban sentados a la mesa familiar delante de una pescadilla rebozada y unas torrijas.
|