Ángeles caídos de Susan Ee
Lo sacudo. Yace ahí, inmóvil, como la estatua de dios griego que parece. Le doy una bofetada fuerte. Sus ojos parpadean y, por unos instantes, me miran. Lucho contra el pánico urgente de salir corriendo. —¿A dónde se dirigen? Él emite un gemido, sus párpados se cierran. Le doy otra bofetada, lo más fuerte posible. —Dime a dónde se dirigen. ¿A dónde la llevan? Una parte de mí odia a la Penryn en la que me he convertido. Odia a la chica que cachetea a un ser moribundo. Pero guardo ese sentimiento en un rincón oscuro, donde pueda molestarme en otro momento, cuando Paige esté fuera de peligro. |