Cuento de hadas de Stephen King
Aquello tenía algo de triste. Por entonces no podía expresar la razón de esa tristeza, pero ahora soy mayor y creo que ya puedo. Era por el puzle, pero también por el televisor arcaico y por el Pasillo de Material de Lectura Antiguo. Era por esos pasatiempos solitarios de un anciano, y el polvo —en la silla plegable, en los libros y revistas— indicaba que incluso su interés por todo eso empezaba a desvanecerse.
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