El retrato de Rose Madder de Stephen King
Caminaba con la cabeza alta, pero no veía nada; no estaba de humor para apreciar el arte, ni fino ni de ninguna otra índole. Por ello desentonó tanto el hecho de que se detuviera en seco. Era como si ella no hubiera visto el cuadro, al menos aquella primera vez. Era como si el cuadro la hubiera visto y a ella. |