Rabia de Stephen King
Sólo se oía el zumbido adormecedor que indicaba que volvía a ser Miércoles, Miércoles por la mañana, las nueve y diez, todo el mundo atrapado un día más en la espléndida telaraña pegajosa de mamá educación
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Rabia de Stephen King
Sólo se oía el zumbido adormecedor que indicaba que volvía a ser Miércoles, Miércoles por la mañana, las nueve y diez, todo el mundo atrapado un día más en la espléndida telaraña pegajosa de mamá educación
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