La milla verde de Stephen King
No pasará nada. No son asesinos, debió de pensar Percy. Pero luego, al recordar la Freidora, debió de saber que sí, que en cierto modo éramos asesinos. Yo solo había ejecutado a setenta y siete hombres; más de los que había inmovilizado con la camisa de fuerza, más de los que había matado el sargento York en la Segunda Guerra Mundial.
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