Christine de Stephen King
Detestaba llorar. De voluntad enérgica, una de las hijas de una familia católica compuesta por su padre, obrero de la construcción, su madre y siete hermanos, recta a entrar en la Universidad, pese a la creencia de su padre de que lo único que las chicas aprendían allí era a dejar de ser vírgenes y a abandonar la iglesia, ya había tenido sobradamente su ración de lágrimas y más. Y, si su propia familia pensaba que era dura a veces, era porque no comprendían que cuando atraviesa uno el infierno sale de él endurecido por el fuego. Y, cuando uno ha tenido que abrasarse para hacer su voluntad, tenía que hacerlo siempre.
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