María Antonieta de Stefan Zweig
¿para qué necesita ser feliz una archiduquesa, con tal que llegue a reina?
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María Antonieta de Stefan Zweig
¿para qué necesita ser feliz una archiduquesa, con tal que llegue a reina?
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Mendel el de los libros de Stefan Zweig
Conocía cada planta , cada infusorio, cada estrella del cosmos perpetuamente sacudido y siempre agitado del universo de los libros.
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Mendel el de los libros de Stefan Zweig
Allí perduraba, oculto en lo invisible como el clavo en la madera, una parte de mi propio yo hace tiempo soterrada.
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María Antonieta de Stefan Zweig
Para herir a la realeza, la Revolución tenía que atacar a la reina y en la reina a la mujer.
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Mendel el de los libros de Stefan Zweig
Precisamente yo, que debía saber que los libros sólo se escriben para, por encima del propio aliento, unir a los seres humanos, y así defendernos frente al inexorable reverso de toda existencia: la fugacidad y el olvido.
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Novela de ajedrez de Stefan Zweig
Pero ¿cómo una fama tan rápida no iba a nublar una cabeza tan vacía?
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Carta de una desconocida de Stefan Zweig
Concentré en ti todo lo que en circunstancias normales se hace añicos y se dispersa. Te ofrecí todo mi haz de sentimientos y toda mi impaciente persona. Para mí eras…, ¿cómo explicártelo?, cualquier comparación sería pobre. Para mí lo eras todo, toda mi vida. Todo existía sólo si tenía relación contigo, toda mi vida sólo tenía sentido si se vinculaba a ti.
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Momentos estelares de la humanidad de Stefan Zweig
Y sólo con la guerra mundial, cuando La marsellesa, hace tiempo convertida en himno nacional, resuena de nuevo con aire belicoso en todos los frentes de Francia, se da la orden de que el cadáver del pequeño capitán Rouget sea inhumado en el mismo lugar que el del pequeño teniente Bonaparte. Bajo la cúpula de los Inválidos. Y así, el menos célebre entre los creadores de un himno inmortal descansa al fin, en el panteón de hombres ilustres de su patria, del desengaño de no haber sido más que el poeta de una sola noche.
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Clarissa de Stefan Zweig
Mientras que apenas podía rendir cuenta de años enteros, algunas semanas, incluso días y horas, aún le colmaban el alma y la memoria como si hubieran transcurrido el día anterior.
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Fouché. Retrato de un hombre político. de Stefan Zweig
En esto le estorba únicamente la presencia de colegas decentes, republicanos como Carnot, que siguen creyendo en la República y que no quieren comprender que los ideales sólo sirven para ganar con ellos.
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¿Fue él? de Stefan Zweig
Quién de nosotros sabe de qué manera y hasta qué punto un cerebro animal es capaz de imaginar.
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Veinticuatro horas en la vida de una mujer de Stefan Zweig
El tiempo, sin embargo, posee una fuerza profunda y la vejez un poder singular para quitar intensidad a los sentimientos.
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Mendel el de los libros de Stefan Zweig
El atroz cometa de sangre, en su loca carrera, debió de golpear también, retumba do, la apartada y pacífica estrella alcionica de su mundo de los libros.
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Ardiente secreto de Stefan Zweig
El poder de un amor siempre se medirá de manera equivocada, si sólo se valora en función de lo que lo ha provocado y no por la expectación que lo precede, ese espacio oscuro y hueco de desengaño y soledad que se abre ante todos los grandes acontecimientos del corazón.
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Las hermanas de Stefan Zweig
Pues de alguna manera el creador ha dispuesto los sentidos de los hombres de forma enrevesada, de modo que su deseo por las mujeres reclama siempre lo contrario de lo que ellas conceden
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Mendel el de los libros de Stefan Zweig
¿Para qué vivimos, si el viento tras nuestros zapatos ya se está llevando nuestras últimas huellas?
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Fouché. Retrato de un hombre político. de Stefan Zweig
Los muertos son los que mejor saben guardar un secreto.
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¿A quien baila Raquel en la fiesta en la casa de los hidalgo?