Las hermanas de Stefan Zweig
Ellas asomaban y afligian sus días con una envidia mutua, constante e incendiaria.
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Las hermanas de Stefan Zweig
Ellas asomaban y afligian sus días con una envidia mutua, constante e incendiaria.
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Mendel el de los libros de Stefan Zweig
las personas no le interesaban, y de todas las pasiones humanas tal vez sólo conocía una, la más humana de todas, la vanidad
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La Lucha Contra El Demonio (Hölderlin - Kleist - Nietzsche) de Stefan Zweig
Sólo aquel que lleva en su pecho todo un infierno, puede luchar como lucha un dios.
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Carta de una desconocida de Stefan Zweig
Porque repetí cada segundo de nuestros incontables momentos, toda esa época se me ha quedado profundamente grabada en la memoria, de tal forma que siento cada minuto de aquellos tiempos con tanta vivacidad y pasión como si se me hubiese filtrado ayer mismo en la sangre.
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La impaciencia del corazón de Stefan Zweig
Ninguna culpa queda olvidada mientras la conciencia tenga conocimiento de ella
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Momentos estelares de la humanidad de Stefan Zweig
El que espera demostración de coraje de los demás podrá sólo conseguirlo ofreciéndoles un ejemplo valeroso.
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Veinticuatro horas en la vida de una mujer de Stefan Zweig
Personalmente, me causa más satisfacción comprender a los hombres que condenarlos.
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Mendel el de los libros de Stefan Zweig
“Pero cuanto más me esforzaba por alcanzar aquel recuerdo, con mayor malicia y de modo más escurridizo se me escapaba, como una medusa, brillando incierto en el estrato más profundo de la conciencia y, sin embargo, imposible de atrapar”. 𠇊llí perduraba, oculto en lo invisible como el clavo en la madera, una parte de mi propio yo hace tiempo soterrada”. “Leía con un ensimismamiento tan impresionante que desde entonces cualquier otra persona a la que yo haya visto leyendo me ha parecido siempre un profano”. 𠇎l vasto misterio de la concentración absoluta, que hace tanto al artista como al erudito, al verdadero sabio como al loco de remate, esa trágica felicidad y desgracia de la obsesión completa”. jando a un lado los libros, aquel hombre singular no sabía nada del mundo, pues todos los fenómenos de la existencia sólo comenzaban a ser reales para él cuando se vertían en letras, cuando se reunían en un libro y, como quien dice, se habían esterilizado”. 𠇎l regusto de la fugacidad. ¿Para qué vivimos, si el viento tras nuestros zapatos ya se está llevando nuestras últimas huellas? Durante treinta años, tal vez cuarenta, una persona había respirado, leído, pensado, hablado, en aquella habitación de unos cuantos metros cuadrados, y bastaba con que pasaran tres o cuatro años, que viniera un nuevo faraón, y ya no se sabía nada de José. En el café Gluck ya no sabían nada de Jakob Mendel”. “Pues ella, aquella mujer sin estudios, al menos había conservado el libro para acordarse mejor de él. Yo, en cambio, me había olvidado de Mendel el de los libros durante años. Precisamente yo, que debía saber que los libros sólo se escriben para, por encima del propio aliento, unir a los seres humanos, y así defendernos frente al inexorable reverso de toda existencia: la fugacidad y el olvido”. + Leer más |
Carta de una desconocida de Stefan Zweig
"Con mucho gusto", dije delatando mis sentimientos, y pude notar que mi rápida aceptación te sorprendía, no sé si penosa o agradablemente; de cualquier forma, te vi algo sorprendido. Hoy comprendo bien tu sorpresa, hoy sé que entre las mujeres es costumbre, incluso cuando sienten un ardiente deseo, comenzar por negar, fingir temor o indignación; dejarse convencer por medio de súplicas conmovedoras, de mentiras, de juramentos y promesas. Hoy sé que acaso únicamente las profesionales del amor, las prostitutas, aceptan sin dudar tales invitaciones, y quizá también las niñas cándidas, las ingenuas adolescentes. Pero en mí -¿Cómo podías dudar de ello?- era únicamente la voluntad reconociéndose a sí misma, el deseo ardiente y contenido durante miles de días, que se manifestaba en un solo instante.
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Mendel el de los libros de Stefan Zweig
Pero poco a poco este mundo, desengañado por su propia demencia, sabe que de todas las atrocidades y abusos criminales de esta guerra ninguno ha sido más absurdo, más infundado y, por lo tanto, menos disculpable desde el punto de vista moral que la detención y confinamiento tras alambradas de espino a civiles desprevenidos, muy lejos ya de la edad reglamentaria para prestar servicio en el ejército, personas que durante mucho tiempo habían vivido en un país extranjero como en una patria y que por creer en el derecho de la hospitalidad, sagrado hasta para los tungusos y los araucanos, perdieron la oportunidad de escapar a tiempo...Un crimen contra la humanidad cometido sin sentido alguno en Francia, en Alemania y en Inglaterra, en cada terruño de esta Europa nuestra que perdió la razón.
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El amor de Erika Ewald de Stefan Zweig
L'Erika pensava en la seva vida. Ara sabia que l'amor ja no tornaria, i que ella no havia d'anar-lo a trobar; l'amargura de la renúncia se li havia apropat per darrera vegada.
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El amor de Erika Ewald de Stefan Zweig
Sentia com aquells minuts dolorosos s'anaven transformant en experiència.
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El amor de Erika Ewald de Stefan Zweig
Es va adonar altre cop de com l'estimava, li va venir de sobte a la memòria, com una paraula oblidada que et ve al cap. I també va sentir que li seria difícil perdre'l, totes les forces secretes que la unien a ell. Tot li semblava un somni...
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Mendel el de los libros de Stefan Zweig
Y de hecho, aquella manera de mirar, de rozar, de olfatear y sopesar, tenía algo de ceremonial, de la sucesión regulada por el culto en un acto religioso.
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Encuentros con libros de Stefan Zweig
Encadenada a la vida de costumbre, espantosamente vukgar , el alma del individuo apenas tiene libertad; el mundo interior cede ante las obligaciones externas.
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Encuentros con libros de Stefan Zweig
En nuestros días. Cualquier movimiento cultural viene respaldado por un libro.
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Encuentros con libros de Stefan Zweig
La escritura, que ha evolucionado desde los pliegues más sencillos, pasando por los rollos, hasta culminar en el libro, ha puesto fin al trágico confinamiento de las vivencias y de la experiencia en el alma individual; desde que existe el libro nadie está ya completamente solo.
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La guerra del fin...