Miedo de Stefan Zweig
"Ese día también le pidió a su esposa que le informara con todo detalle de las cuestiones domésticas, como si quisiera darle la oportunidad de hablar de sus preocupaciones mientras que él guardaba silencio sobre las propias. Ella lo observaba con atención y, por primera vez, se dio cuenta de lo mucho que la cuidaba, del esfuerzo que realizaba para mantener un equilibrio y sostener una conversación sobre los asuntos cotidianos, cuya intranscendencia y banalidad la dejaron espantada." (Pág.40).
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