Mendel el de los libros de Stefan Zweig
Pero poco a poco este mundo, desengañado por su propia demencia, sabe que de todas las atrocidades y abusos criminales de esta guerra ninguno ha sido más absurdo, más infundado y, por lo tanto, menos disculpable desde el punto de vista moral que la detención y confinamiento tras alambradas de espino a civiles desprevenidos, muy lejos ya de la edad reglamentaria para prestar servicio en el ejército, personas que durante mucho tiempo habían vivido en un país extranjero como en una patria y que por creer en el derecho de la hospitalidad, sagrado hasta para los tungusos y los araucanos, perdieron la oportunidad de escapar a tiempo...Un crimen contra la humanidad cometido sin sentido alguno en Francia, en Alemania y en Inglaterra, en cada terruño de esta Europa nuestra que perdió la razón.
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