Carta de una desconocida de Stefan Zweig
Dentro de mí, en el rincón más escondido e inconsciente de mí misma, seguía latiendo mi sueño infantil. Quién podía saber si algún día me reclamarías a tu lado, ni que fuese por el corto espacio de tiempo de una hora. Y por esa única y posible hora renuncié a todo, sólo para quedarme libre para cuando tú te decidieras a llamarme por primera vez. ¡En qué se había basado toda mi existencia hasta el momento en que desperté de la infancia sino en una espera, siempre a la espera de tu voluntad!
|