Memorias de una salvaje de Srta. Bebi
Ahógate y respira en el momento en que menos lo quieras hacer, pero más lo necesites. Sé fuerte y sé débil. Lucha. Sueña. Sangra. Cumple. Destroza. Arregla. Besa. Odia. Ama. Vive” |
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Memorias de una salvaje de Srta. Bebi
Ahógate y respira en el momento en que menos lo quieras hacer, pero más lo necesites. Sé fuerte y sé débil. Lucha. Sueña. Sangra. Cumple. Destroza. Arregla. Besa. Odia. Ama. Vive” |
Memorias de una salvaje de Srta. Bebi
La esperanza no puede confundirse con la cobardía, porque entonces dejas de convertirte en alguien que espera para convertirte en alguien que se marchita, como una flor esperando a que alguien la riegue.
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Memorias de una salvaje de Srta. Bebi
Logro acostumbrarse a muchas cosas,ella,que no se amoldaba a nada,que era de esas personas que moldeaban el mundo y no dejaban que el mundo las amoldase a ellas,se adaptó a muchas circustancias.
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Memorias de una salvaje de Srta. Bebi
Deja de intentar frenarlo. Ponte en peligro. Atrévete. Levántate al caer. Inténtalo de nuevo, aunque ya sea tarde. Camina por los fracasos con los pies descalzos para que así te dejen huella. Respira la felicidad y disfrútala de verdad, y no pensando en que puede acabarse. Deja que las personas y las vivencias te maten un poco y también que te llenen de vida y te emocionen. Ilusiónate. Decepciónate. Traiciona al miedo y sigue a tus instintos. Llora cuando te hagan daño y permítete, alguna vez, hacerte daño a ti misma. Perdona - también a ti misma. Ahógate y respira en el momento en que menos lo quieras hacer, pero más lo necesites. Sé fuerte y sé débil. Lucha. Sueña. Sangra. Cumple. Destroza. Arregla. Besa. Odia. Ama. Vive. No tengas miedo. Deja de ocultarlo. Lo que han venido a hacer está ahí, dentro de ti. Y seguirá ahí, aunque tú intentes negarlo. Aunque pretendas ser quien no eres. Tu vida es tu viaje y tu viaje es tu mensaje. Cárgatelo todo. Sé Valiente. Porque un día, aunque no lo esperes ahora y aunque no sepas cuándo sucederá, sin avisos previos y sin relojes que marquen el instante, la vida parará en seco y estarás muerta. Asegúrate de haber cabalgado lo suficiente". + Leer más |
Memorias de una salvaje de Srta. Bebi
Fue Virgilio quien escribió que el amor lo puede todo. Ahí continúa el dicho, latente desde hace siglos en cualquier supuesto de relación romántica. Tan latente está que, muchas veces, deja de ser un dicho para convertirse en una realidad. Desde muy pequeños, las películas, la literatura, la educación, la religión, y nuestros círculos más cercanos nos bombardean con él y nos lo repiten y refuerzan como un mantra hasta que acabamos creyéndolo. Es genial que el amor nos ayude a superar adversidades junto a quien queremos. Lo que no lo es tanto es esa parte oculta que acaba materializándose, pero que nadie parece querer ver: aquella que nos enraíza en la cotidianidad y no nos cuentan. La verdad es que, desde que Virgilio escribió aquello, se convirtió en algo casi lógico y común el hecho de que cuando uno está enamorado soporte cualquier cosa por amor; que lo dañen, que no le den lo que realmente merece, que lo traten como a un objeto o que lo menosprecien. ¿Es eso amor? ¿Era eso el verdadero amor? + Leer más |
Memorias de una salvaje de Srta. Bebi
Hay personas cuya existencia es una lucha continua. Personas que, batalla tras batalla, han aprendido a transformar su naturaleza y fortalecerse, hacerse ejército, como si de contingentes humanos se tratara. Se las reconoce porque se enfrentan a los desafíos de la vida, aunque sean unos chicos intentando intimidarte a la salida de la cafetería.
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Memorias de una salvaje de Srta. Bebi
Allí, durante los amaneceres cerrados de aquel club clandestino, se entendieron muchas cosas. Se entendió que las mujeres solo tienen que saber que lo que les ocurre no les ocurre solo a ellas para saber que no están solas; que todas son una. Se entendió que el baile de la vida no tiene coreografías, que constituye una lucha a muerte por la libertad. El baile de la vida conlleva plantarse en medio de la pista con los ojos cerrados y los futuros bien abiertos, reivindicándose libre. Libre de movimiento, de corazón y de camino. Es bailar aleatoria y peligrosamente, mirando a los ojos a quien quería que bailaras obligada solo para su disfrute. El baile de la vida no tiene pasos, pero sí acompañantes. Acompañantes que se suben contigo al escenario, haciendo lo que sienten y no lo que deben. Y te miran y te sonríen valientes. Y que te hacen celebrar la felicidad. Incluso en medio de la tristeza. |
Memorias de una salvaje de Srta. Bebi
El sistema es el error. El sistema y sus hijos pródigos. A los jóvenes sin futuro cuya única falsa luz a sus oscuridades y problemas es consumir droga para olvidar que los tienen; a los chicos de esos barrios, cuya única salida para poder llegar a lo que se supone, y nos meten en la cabeza, que es la cúspide (tener dinero y ostentar poder) es la venta de droga, que les impele a la criminalidad a baja escala, ¿a esos quién los salva? Nadie. No los salva nadie porque no interesa. El sistema necesita de ellos. Esto es como un juego de ajedrez. Los peones, sean camellos de poca monta o sean adictos, se matan entre ellos - ya sea consumiendo o pugnando por el poder -, y los verdaderos reyes del tablero siguen protegidos y disfrutando. Unos, víctimas y mantenedores del sistema. Otros, productores y jefes de él. Todos los hijos de un sistema que es el verdadero criminal.
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Memorias de una salvaje de Srta. Bebi
Durante la infancia, creemos. Luego, tristemente, solemos dejar de hacerlo. Y un adulto que cree es un adulto que conserva la capacidad de ser niño, por más dolor que causen los desengaños.
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Memorias de una salvaje de Srta. Bebi
La asfixia, en todas sus vertientes - mecánica; psicológica; económica y social -, era la forma más efectiva de callar a una mujer que molestaba; de someterla; de ejercer el poder del brazo ejecutor; de matarla. Ellas habían decidido apropiar-se de su propia asfixia, utilizándola para darse fuerza y para desafiar silenciosamente a un sistema que las quería dejar sin ella. Que las necesitaba débiles, sumisas y al borde del desmayo crónico. Mucho más manejables y, por tanto, más útiles.
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¿Qué objetousaron como traslador en el Mundial de Quidditch?