Diario de un seductor de Sören Kierkegaard
Y me besa de un modo indefinido, como el cielo besa al mar; dulce y pausadamente, como el rocío besa a la flor; solemnemente, como el mismo mar besa la imagen de la luna.
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Diario de un seductor de Sören Kierkegaard
Y me besa de un modo indefinido, como el cielo besa al mar; dulce y pausadamente, como el rocío besa a la flor; solemnemente, como el mismo mar besa la imagen de la luna.
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Diario de un seductor de Sören Kierkegaard
¿Se puede añorar acaso lo que se posee? Sí, porque se piensa que en el momento siguiente quizá ya no se tenga. Mi añoranza es una impaciencia eterna. Sólo si yo hubiera vivido ya toda una eternidad y seguro que tú me pertenecías en cada uno de los instantes, sólo entonces, retornando a ti y reviviéndola entera contigo, no necesitaría yo impacientarme con la nostalgia de que tú estuvieras un momento separada de mi lado, sino que sería el hombre más feliz y confiado, teniéndote siempre a mi vera. |
Diario de un seductor de Sören Kierkegaard
El amor ama el secreto..., el noviazgo es una revelación. El amor quiere el silencio..., el noviazgo es una confesión pública. El amor gusta de hablar quedo y bajito..., el noviazgo es una proclamación a bombo y platillo.
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Diario de un seductor de Sören Kierkegaard
A esta joven la amor más que a mi vida, porque ella es toda mi vida; más que a todos mis deseos, pues ella es mi único deseo; y más que a todos mis pensamientos, porque no pienso en otra cosa fuera de ella. La amo más ardientemente que el sol ama a las flores; más íntimamente que la pena ama al dolor recóndito del alma atribulada [...]
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Diario de un seductor de Sören Kierkegaard
Te busco por todas partes. Detrás de cada árbol veo una figura femenina como la tuya, pero apenas me acerco, ya ha ido a esconderse tras el árbol próximo. ¿Es que no quieres mostrarte a mis ojos tal como eres? Todo es confuso en mi entorno. Las partes del bosque han perdido sus perfiles y todo lo veo sumergido en un mar de niebla, del que constantemente surgen, para hundirse de nuevo, innumerables figuras de mujer, que son casi tu estampa.
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Diario de un seductor de Sören Kierkegaard
El noviazgo, en cambio, es pura invención humana y, consiguientemente, algo tan importante como ridículo.
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Diario de un seductor de Sören Kierkegaard
Y ahora suele ocurrir alguna vez que estos dos seres, que antiguamente eran uno solo, vuelven a unirse en el amor y llegan a ser mucho más fuertes que el propio Júpiter y que cada uno de aquellos seres primitivos, puesto que la unión amorosa es la fuerza suprema.
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Diario de un seductor de Sören Kierkegaard
Todo duerme en la más absoluta paz, menos el amor. ¡Ea, misteriosos poderes del amor, levantaos y venid a reuniros dentro de mi pecho!
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Diario de un seductor de Sören Kierkegaard
-¿Qué es lo que busca el amor? -Busca infinitud. -¿Y qué es lo que más teme? -Los límites. |
Diario de un seductor de Sören Kierkegaard
¿Qué es la añoranza? El idioma y los poetas hacen rimar esta palabra con la de cárcel.
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Diario de un seductor de Sören Kierkegaard
Un beso es un acto simbólico y, en consecuencia, no representa nada cuando falta aquel sentimiento peculiar que lo suscita, sentimiento que a su vez solamente existe en determinadas circunstancias.
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Diario de un seductor de Sören Kierkegaard
[...] ya que quien ha conocido un amor desgraciado sabe siempre algo de las desgracias ajenas...
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Diario de un seductor de Sören Kierkegaard
¡Mía! ¿Qué puede significar esta palabra? Desde luego que no aquello que me pertenece, sino aquello a lo que yo pertenezco y contiene todo mi ser o esencia. Lo cual, en consecuencia, sólo es mío en la medida en que soy suyo.
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Diario de un seductor de Sören Kierkegaard
Me has preguntado si sería capaz de olvidarte. ¡Nunca, [...], nunca! ¿O acaso crees que mi amor por ti es una obra de la memoria? Aunque el tiempo borrase todo lo que hay escrito en sus códices, aunque borrase los mismos rastros de la memoria, mi relación contigo siempre sería algo vivo y tú inolvidable. ¿Cómo podría olvidarte? ¿Qué tendría que recordar entonces? Me olvidé de mí mismo para acordarme solo de ti; si te olvidara, debería volver a recordarme de mí mismo; y en ese instante, en medio de mi propio recuerdo, resurgiría tu imagen en mi memoria.
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Diario de un seductor de Sören Kierkegaard
La envolvía toda entera una melancolía similar al arrullo de las palomas silvestres, una especie de infinita nostalgia sin objeto.
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Diario de un seductor de Sören Kierkegaard
Pues bien, cuando siento esa impaciencia, me dan deseos de salir de mi caverna, de acercarme a ella y tomarla por la mano, de abrazarla toda entera y guardarla dentro de mí mismo, para que nadie me la pueda robar.
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Diario de un seductor de Sören Kierkegaard
Lo vi tan soñador y tan ebrio de amores que me da miedo que en el momento menos pensado se levante como un sonámbulo y le vaya a contar a todo el barrio quién es la elegida de su corazón.
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Diario de un seductor de Sören Kierkegaard
¿Tendría mi mirada, como el sueño, un poder semejante? Porque también sus ojos de ella se cerraron cuando yo la miraba, aunque por dentro la agitaban fuerzas oscuras. No veía que yo la estaba mirando, pero lo sentía, lo sentía, por todo su cuerpo. Sus ojos se cerraron y eso era la noche, pero en su interior profundo era día claro.
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Diario de un seductor de Sören Kierkegaard
Me vuelve ebrio todo lo que hay en esta joven tan reciamente ataviada por la madre naturaleza: sus formas suaves y castas, su profunda inocencia femenina y sus ojos claros...
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Diario de un seductor de Sören Kierkegaard
Cuanto más la miro, más me convenzo de que es una criatura habituada a la soledad.
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¿A quien baila Raquel en la fiesta en la casa de los hidalgo?