OJALÁ ME AMES: Relatos de tres décadas de amor y desamor de Sonia Rosado
La forma en la que acaricia mi cabello pasando suavemente sus largos dedos entre mis mechones rizados, para consolarme, y la manera en que, a continuación, limpia con agua y jabón mi herida, como si mi piel fuese el delicado pétalo de una flor, me hace sentir que valgo algo, que soy un bien preciado.
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