El último encuentro de Sándor Márai
La mansión lo comprendía todo, como una enorme tumba de piedra tallada donde se desmoronan los restos de varias generaciones y se deshacen las vestimentas de seda gris y paño negro de las mujeres de antaño. Comprendía también el silencio, como si este fuera un preso fervoroso y creyente que se va muriendo poco a poco.
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