La maldición de Hill House de Shirley Jackson
Ningún organismo vivo puede mantenerse cuerdo durante mucho tiempo en unas condiciones de realidad absoluta; incluso las alondras y las chicharras, suponen algunos, sueñan.
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La maldición de Hill House de Shirley Jackson
Ningún organismo vivo puede mantenerse cuerdo durante mucho tiempo en unas condiciones de realidad absoluta; incluso las alondras y las chicharras, suponen algunos, sueñan.
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La maldición de Hill House de Shirley Jackson
Era una casa vil [...] Hill House es vil, es una casa enferma, márchate de aquí de inmediato.
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Siempre hemos vivido en el castillo de Shirley Jackson
En nuestra casa había libros, por supuesto; los libros ocupaban dos paredes del despacho de nuestro padre, pero a mí me gustaban los cuentos de hadas y los libros de historia, y a Constance le gustaban los de cocina.
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La maldición de Hill House de Shirley Jackson
Qué frío hace, pensó Eleanor infantilmente; nunca seré capaz de volver a dormir con todo este ruido surgiendo de mi cabeza; ¿cómo pueden los demás oír el ruido, si está saliendo de mi cabeza? Estoy desapareciendo centímetro a centímetro en esta casa, me estoy desmoronando cada vez un poco más porque todo este ruido me está desgajando; ¿por qué están asustados los demás?
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La maldición de Hill House de Shirley Jackson
-¿Siempre vas donde no te quieren? Eleanor sonrió plácidamente. -Nunca me han querido en ningún sitio -dijo. |
La maldición de Hill House de Shirley Jackson
(...) lo único que quiero en este mundo es paz, un lugar tranquilo en el que tumbarme a pensar, un lugar tranquilo entre las flores donde pueda soñar y contarme a mí misma dulces cuentos.
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La maldición de Hill House de Shirley Jackson
Ningún organismo vivo puede mantenerse cuerdo durante mucho tiempo en unas condiciones de realidad absoluta; incluso las alondras y las chicharras, supongo algunos, sueñan. Hill House, nada cuerda, se alzaba en soledad frente a las colinas, acumulando oscuridad en su interior; llevaba así ochenta años y así podría haber seguido otros ochenta años más. En su interior, las paredes mantenían su verticalidad, los ladrillos se entrelazan limpiamente, los suelos aguantaban firmes y las puertas permanecían cuidadosamente cerradas; el silencio empujaba incansable contra la madera y la piedra de Hill House, y lo que fuera que caminase allí dentro, caminaba solo.
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La maldición de Hill House de Shirley Jackson
El viaje termina cuando los amantes se encuentran, cuando los amantes se encuentran.
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La maldición de Hill House de Shirley Jackson
No lo hagas, le dijo Eleanor a la niña; insiste en tu taza de estrellas; una vez te hayan atrapado para que seas como todos los demás, nunca volverás a ver tu taza de estrellas
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La maldición de Hill House de Shirley Jackson
Canta antes del desayuno y llorarás antes de la noche.
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La maldición de Hill House de Shirley Jackson
Ningún organismo vivo puede mantenerse cuerdo bajo condiciones de realidad absoluta
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Siempre hemos vivido en el castillo de Shirley Jackson
Me llamo Mary Katherine Blackwood. Tengo dieciocho años y vivo con mi hermana Constance. A menudo pienso que con un poco de suerte podría haber sido una mujer lobo... El resto de mi familia ha muerto.
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La maldición de Hill House de Shirley Jackson
No; la coraza de lo sobrenatural consiste en que ataca las mentes modernas cuando están más debilitadas, cuando hemos abandonado nuestra protectora coraza de racionalidad y no nos queda ninguna defensa.
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La maldición de Hill House de Shirley Jackson
La gente siempre quiere sacar las cosas a la luz, donde puedan darles un nombre; no importa que no quiera decir nada, con tal de que tenga cierta aura científica.
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Siempre hemos vivido en el castillo de Shirley Jackson
Qué bonita imagen, la de una mujer con un libro.
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Siempre hemos vivido en el castillo de Shirley Jackson
Cuando era pequeña, pensaba que Constance era una princesa de un cuento de hadas. Yo siempre estaba intentando dibujarla, con una larga cabellera dorada y unos ojos tan azules como me permitía el lápiz de colores, y una mancha rosa y brillante en cada mejilla; los dibujos siempre me sorprendían, porque realmente se parecía; incluso en las peores épocas era rosa y blanca y dorada, y parecía que nada pudiera ofuscar su resplandor. Era la persona más importante de mi mundo, siempre lo había sido.
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Siempre hemos vivido en el castillo de Shirley Jackson
-En la Luna tenemos de todo. Lechugas y pastel de calabaza y Amanita phalloides. Tenemos plantas peludas como gatos y caballos alados que bailan. Todos los candados son macizos y firmes, y no hay fantasmas. En la Luna el tío Julián estaría curado y el sol brillaría cada día. Tú llevarías las perlas de nuestra madre y cantarías, y el sol resplandecería siempre. -Me encantaría ir a tu Luna. |
Siempre hemos vivido en el castillo de Shirley Jackson
-Te quiero, Constance. -Yo también te quiero. ¿Qué te preparo para desayunar? -Tortitas. De esas pequeñas, de masa fina, calientes. Y dos huevos fritos. Hoy va a venir mi caballo alado y te voy a llevar a la Luna y allí comeremos pétalos de rosa. -Algunos pétalos de rosa son venenosos. -En la Luna no. |
¿De qué nacionalidad es Edgar Allan Poe?