Un amante de ensueño de Sherrilyn Kenyon
Con la sensación de ser una niña a la que habían dejado dormir en casa de una amiga y que acababa de perder en el juego de Verdad-Atrevimiento, permitió que Selena la precediera a través de la puerta corredera de cristal que conducía al porche. El aire húmedo llenó sus pulmones mientras los grillos cantaban y un millar de estrellas brillaban en lo alto. Grace supuso que era una noche perfecta para invocar a un esclavo sexual.
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