La maldición del mar de Shea Ernshaw
Sus labios están calientes y sus dedos, fríos. De golpe, estoy envuelta dentro de él: su corazón late debajo de su pecho, sus manos en mi pelo, su boca busca mi labio inferior. Está en todos lados, llenándome los pulmones y el espacio entre cada respiración. Y me siento caer, como una estrella que se desploma del cielo y baja dando vueltas hacia la tierra. Mi corazón se estira hacia fuera, se vuelve ligero y nervioso.
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